La preparación en primeros auxilios de un profesional de la seguridad permitió a un hombre recuperarse de una parada cardiorrespiratoria
Marcos Monserrate se sigue emocionando cuando recuerda aquella tarde en la que un vecino holandés, residente en la Hacienda Riquelme de la pedanía murciana de Sucina, donde él ejerce de vigilante de seguridad, le agradeció que le salvara la vida. Y lo hizo entregándole una tarjeta en la que le escribió que gracias a él iba a poder celebrar su aniversario de bodas, que era al día siguiente. «Fue algo muy bonito y emocionante», recuerda el profesional, con doce años de experiencia. El hombre acababa de salir del hospital donde estuvo ingresado, después de sufrir una parada cardiorrespiratoria el 18 de enero de este año.
Ese día, Marcos recibió una llamada en la garita del resort que le avisaba de que había un vecino que no paraba de toser. «El hombre había llegado a su casa después de montar en bicicleta y estaba comiendo sopa cuando se atragantó. Cuando llegué, lo coloqué en posición lateral de seguridad, pero se puso peor, dejó de moverse y empezó a ponerse azul. Inmediatamente, le puse el desfibrilador automático que siempre llevamos, le di una descarga al tiempo que le practiqué un masaje cardiaco». Gracias a esas maniobras de primeros auxilios, el hombre empezó a respirar y, así, en esas condiciones, lo mantuvo el vigilante de seguridad hasta que llegó la ambulancia. «Estuvo en la UCI, pero dos semanas después de aquello ya estaba montando otra vez en bicicleta», rememora.
–En los doce años que lleva desempeñando esta profesión, ¿qué ha cambiado?
–Ha cambiado todo y para bien. Antes estábamos en el paleolítico en cuanto a tecnología y formación. Ahora, los vigilantes estamos mucho mejor preparados y capacitados para afrontar cualquier situación de emergencia. Eso también se ve en la gente nueva que se incorpora a la profesión.
SENSACIÓN SE SEGURIDAD «Nueve de cada diez personas se sienten más seguras en los lugares en los que hay vigilantes, según un estudio»
–¿Ha notado un aumento de actividad en el sector?
–Los resort han dado mucho trabajo en la Región, ya que se funciona en tres turnos diarios, con dos vigilantes como mínimo por cada guardia. Eso da mucho empleo. En nuestro caso, además, no se ha notado el parón de la época dura de la pandemia, porque hemos seguido viniendo a nuestros puestos cada día.
–¿Cuáles son sus principales funciones?
–Realizamos un control de acceso, supervisamos las cámaras de seguridad que tenemos distribuidas por todo el complejo y realizamos patrullajes por la urbanización. Esta última es la labor que más tranquiliza a los vecinos. Cuando te ven, notas que se sienten seguros. Existe un estudio sociológico sobre la percepción de la seguridad privada en España, elaborado por Canal Sondeo, y una de las principales conclusiones que se extraen es que ha aumentado la sensación de seguridad que genera la presencia de vigilantes. En concreto, nueve de cada diez personas (un 86%) se sienten más seguros en los lugares en los que hay vigilantes. Eso se percibe día a día.
FORMACIÓN «Ahora los trabajadores estamos mucho mejor preparados y capacitados para afrontar cualquier situación de emergencia»
–¿Cómo actúan ante los delincuentes?
–Nuestra presencia evita delitos. El hecho de que un ladrón sepa que estamos en el recinto, le persuade de llevar a cabo un robo. Por eso, intentamos que se nos vea bien.
–¿Con qué medios tecnológicos cuentan?
–La inversión ha sido muy relevante y eso revierte en más protección. Desde las cámaras térmicas a los sensores de movimiento, que nos avisan de presencia de extraños cerca del recinto. Antes de que lleguen a la valla y traten de entrar, ya tienen a los agentes encima. Algo así ocurrió hace unos años, cuando dos personas intentaron acceder al resort de madrugada rompiendo el vallado. Avisé y huyeron cuando vieron venir a la Guardia Civil.
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