Los Mossos tratan de localizar y detener al autor del violento ataque con arma blanca a un vigilante de seguridad de la estación de ferrocarril de la localidad catalana. OKDIARIO ha podido hablar con la víctima que tras pasar la noche en el hospital ya está en su domicilio recuperándose de las heridas.
Ocurrió el jueves a las 3.00 de la tarde. José Manuel, un profesional de la seguridad privada con años de experiencia, se encontraba en el vestíbulo de la estación de ferrocarril barcelonesa de Igualada. Todo sucede además bajo el objetivo de una de las cámaras de seguridad del recinto, en cuya imagen puede verse al vigilante dialogando con otra trabajadora de la estación. Dos puñaladas de un desconocido dejaron a José Manuel fuera de juego en cuestión de segundos.
“Las puñaladas no me afectaron a ninguna parte vital. Entraron entre los huesos y los músculos, pero pudo ser mucho peor. Me dio con ganas y con intención de hacer daño”. José Manuel atiende a las preguntas de OKDIARIO 24 horas después de haber sido brutalmente apuñalado en su puesto de trabajo. “La noche la pasé bien, pero ahora estoy dolorido, así que me toca empezar con la medicación y recuperarme en casa”.
El vigilante atacado trata de digerir lo que le ha sucedido, pero lo que más trabajo le cuesta entender es el motivo de la agresión y el tiempo que se tomó el delincuente para asegurar el ataque. “No fue una jornada especialmente complicada y a este chico en concreto le obligaron a desalojar el tren en el que viajaba porque estaba alterando el orden público”. Fuentes consultadas por este periódico aseguran que concretamente en las redes de ferrocarriles de Cataluña este tipo de actuaciones son muy habituales y hay que desalojar de los trenes a personas que pueden alterar el viaje del resto de pasajeros o que viajan sin billete, que al parecer es una de las circunstancias más habituales a las que se enfrentan los vigilantes.
Sin posible defensa “Al parecer la persona que me apuñaló se quedó más de una hora esperando en las inmediaciones de la estación hasta que vio que podía atacar a un vigilante por la espalda y sin posibilidad de defensa”. Y eso, tal cual, es lo que muestra la cámara de seguridad. Una persona alta y delegada, ataviada con una chaqueta de chándal y una gorra, entra súbitamente en escena para apuñalar dos veces de manera muy violenta a José Manuel en la parte superior de la espalda.
Todo sucede tan rápido que la víctima y la otra trabajadora apenas pueden reaccionar. Al instante del ataque, José Manuel se palpa las heridas, descubre que está sangrando y se queda de rodillas en el suelo mientras la otra trabajadora llama a los servicios de emergencias. Dos imágenes del agresor han sido ya distribuidas entre las patrullas policiales que como dato accesorio saben gracias a los testigos que se expresaba “con acento latino”.
Los investigadores creen que el autor de las puñaladas ya llevaba encima el arma con el que atacó a José Manuel, pero que decidió esperar el momento oportuno para poder usarla contra un vigilante sin opción de defensa por parte de éste. El ataque podrá quedar en anécdota cuando José Manuel se recupere, pero esto va a suceder sólo por la falta de pericia del agresor. Esas dos puñaladas, unos centímetros más arriba, en el cuello, o más abajo, cerca de los riñones, hubieran puesto en serio peligro la vida de José Manuel.
Este último episodio de violencia contra vigilantes de seguridad privada reactiva la necesidad de atender las reclamaciones de un sector al que se le pide profesionalidad y resultados a cambio de indiferencia y desprotección. Desde el sindicato Alternativa Sindical advierten que tomarán cartas en este asunto y que estarán al lado de la víctima y enfrentados al agresor en los tribunales.
Al mismo tiempo recuerdan una reclamación que ahora renueva su importancia. La recuerda Alberto García, coordinador de comunicación de Alternativa Sindical. “Cabe destacar que en las instalaciones de Ferrocarriles de Cataluña los vigilantes de seguridad suelen prestar servicio en solitario. Desde Alternativa Sindical entendemos que es una auténtica temeridad, además de una barbaridad que con el alto porcentaje de incidencias diarias que se producen en Ferrocarriles de Cataluña, tales como, agresiones, robos con violencia, hurtos, grafitis, mendicidad, etcétera, los vigilantes de seguridad no presten servicio mediante binomios”. Y es cierto, porque si José Manuel hubiera tenido un compañero, un binomio, éste, convenientemente entrenado, debería haber detectado el ataque que podría haberle costado la vida.
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