Le ponemos cara a uno de los tres profesionales que vela por la seguridad del edificio administrativo de la calle Alarcos, desde hace 30 años.
Más de 500 trabajadores y trabajadoras pasan a diario por el edificio de Servicios Múltiples de Ciudad Real, conocido popularmente como edificio de los Ministerios, en la calle Alarcos, para desarrollar su función repartidos en siete plantas. A excepción del Hospital General, es el más grande y de mayor trasiego para realizar todo tipo de gestiones. Este lunes hemos compartido Un día con... uno de los vigilantes jurados de la entrada, que lleva casi tres décadas velando por la seguridad en las instalaciones.
Leonardo Campos nos cuenta que llegó al oficio "de rebote" él trabajaba de celador en el antiguo hospital de Alarcos y cuando le expiró el contrato se enteró de esta oferta y decidió sacarse el título y formarse. Asegura que la formación ha ser permanente, en esta profesión, además la experiencia es un valor. Hay que ser observador, estar muy pendiente de lo que ocurre a tu alrededor, un trabajo que requiere mucha rutina y no romperla, señala como principales cualidades, todo ello aderezado con "sentido del humor", que no le falta. En esta magno edificio, durante el turno, han de recorrerlo por todas las plantas para supervisar que esté todo en regla y además han de estar muy pendientes de la central de alarmas y de incendios. Que él recuerde, gracias a su intervención han podido sofocar 3 ó 4 pequeños incendios.
Se siente muy orgulloso de ejercer como tal, aunque en ocasiones, puede resultar muy tedioso y desagradable, "a veces la gente no entiende el protocolo". Precisamente tras la pandemia, su labor ha sido fundamental, la atención se mantiene con cita previa y ahí están colaborando estrechamente para que sea lo más organizada posible. Salvo el registro al que se puede acceder directamente de 9.00 a 14.00 horas, la ciudadanía debe pasar por el mostrador en el que se encuentran cada día, al menos dos vigilantes. Un trabajo que le está permitiendo sacar a su familia adelante, actividad que está bien reconocida a nivel social, aunque pensando en sus hijos reflexiona "la gente joven hoy día está más cualificada, les corresponde otros trabajos".
Anecdotario: ovejas en el edificio Ser vigilante le ha permitido conocer a mucha gente, -de hecho nos comentan que es uno de los vigilantes más populares- y acumula muchas anécdotas. No se olvida de la manifestación que protagonizó un grupo numeroso de agricultores en los años 90. Subieron a presentar sus reivindicaciones a la delegación de Agricultura, acompañados de un rebaño de ovejas. "Nos preguntábamos por donde las habían subido, pasaron por el garaje y las subieron por el ascensor... Cuando finalizó el acto reivindicativo, tuvimos que ayudar a los ganaderos porque se extravió una oveja".
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