Las cámaras urbanas se mueven en los márgenes de la ley para usar inteligencia artificial sin llegar al empleo de 'software' de reconocimiento facial.
Hay un robo en una tienda de Puerto Banús (Marbella). Las cámaras de videovigilancia captan la imagen del atracador. Al día siguiente, el mismo tipo pasea por una calle cercana. Gracias a sus andares, ropa, género, color del pelo y las "características únicas del rostro", las cámaras detectarán su presencia y la policía podrá detenerle. Esas imágenes serán un indicio más en el futuro juicio. Marbella usa desde hace un año el sistema más sofisticado de cámaras de videovigilancia urbana de España. No es la localidad que tiene el mayor número de dispositivos del país (cuenta con 85), pero sí la que posee más cámaras de ultra alta definición, según Avigilon, la empresa estadounidense fabricante del software. Solo la frontera de Ceuta tiene aparatos más perfeccionados y los estadios de fútbol de primera y segunda división manejan objetivos similares. El municipio alicantino de La Nucía tiene 220, la mayoría de menor resolución. Las localidades madrileñas de Las Rozas o Rivas Vaciamadrid, entre otras, han lanzado proyectos similares.
Las leyes comunitarias prohíben el reconocimiento facial y el uso de otros datos biométricos sin consentimiento. Para identificar la cara de un sospechoso, las cámaras deberían analizar los rostros de todos los transeúntes marbellíes. Marbella no incumple esa legislación. Pero el software de inteligencia artificial bordea los límites con su "búsqueda por apariencia", que incluye rasgos "únicos del rostro", color de ropa superior e inferior, edad, género, color del pelo y aspecto. Toda esta información no es biométrica, es lo mismo que vería un agente por la calle, pero la inteligencia artificial es capaz de observar miles de horas de vídeo para acelerar o concentrar las búsquedas. Además de personas, el sistema es capaz de encontrar cualquier modelo y color de vehículo, aunque no conozca la matrícula.
Junto a la búsqueda por apariencia, el software de Avigilon incluye otra función especial de inteligencia artificial: la detección de movimiento inusual. "Para prevenir las pintadas podemos calcular el tiempo de paso de una persona por una fachada. Si tarda más de 10 segundos la cámara se activa para ver si está haciendo una pintada. No lo tenemos activado por ahora", explica Javier Martín, jefe de la Policía Local de Marbella. Si alguien corre, merodea, hay una estampida o movimiento imprevisto, en el puesto de mando se activa la cámara pertinente. Estos análisis se pueden hacer en tiempo real y sobre imágenes grabadas.
Una nitidez extraordinaria La nitidez de las cámaras de 16 megapíxeles de la localidad malagueña que se puede ver desde el puesto de mando es espectacular. Ya no son cámaras pixeladas en blanco y negro. Es como ver la calle con una televisión de alta definición. El zoom permite leer la pizarra con el menú de un restaurante a decenas de metros. Marbella pretendía instalar cámaras de vigilancia en las calles desde 2005, pero tras varias peticiones, solo les fue concedido en 2017. El inspector Javier Martín mapeó todas las incidencias de su ciudad de 27 kilómetros de costa y una población real de unos 250.000 habitantes. Así escogieron las zonas más indicadas para colocar los dispositivos según su riesgo. El Tribunal Superior de Justicia andaluz revisó la colocación y el tipo de cámara y pidió retirar cuatro y poner pantallas virtuales en algunos planos para ocultar balcones.
"No encontramos ningún referente en otro municipio y no pudimos copiar el pliego de prescripciones técnicas", dice José Alonso, técnico responsable de informática. En octubre de 2018 empezó a funcionar esta primera fase. En verano de 2020 esperan añadir otras 105 cámaras en una segunda fase, y más adelante una tercera. La cuarta será delimitar el término municipal con una tecnología más sencilla: lectores de matrículas. El robo de coches caros es uno de los delitos más frecuentes en la ciudad. "El proyecto de Marbella es el de más potencial de España en cuanto a la definición de las cámaras y el diseño de las coberturas", dice Cristóbal Martín, responsable de negocio de Avigilon para el sur de España. El software de reconocimiento facial no está instalado en las cámaras marbellíes. Además, la ley no permitiría seguir el rostro de un sospechoso por las calles, buscarlo para ver si está en Marbella o comparar la cara de alguien con una base de datos del Gobierno. Tampoco está claro que un software con esa capacidad esté aún disponible: "Existen muchas dudas aún en la actualidad sobre la eficacia del reconocimiento facial", dice Fernando Miró, director de Crímina, centro de investigación criminológica de la Universidad Miguel Hernández (Elche). Con los coches es distinto. El software sí puede seguir el movimiento de un vehículo.
Avigilon acaba precisamente esta semana de desplegar su software de reconocimiento facial. En España no deberían instalarlo en cámaras municipales. "Tenemos instalaciones de carácter privado que estaban esperando para implantarlo", dice Cristóbal Martín. Pero no es algo de momento para todos: "Solo es para aquellas instalaciones y usos que cumplan el Reglamento General de Protección de datos (RGPD), en la mayoría de casos, privados. Para ciudades e instituciones públicas será solo cuando esté amparado por la ley o autorizado por fuerzas y cuerpos de seguridad estatales", añade Martín.Eso abre un gris importante que es difícil determinar cuándo puede ser explotado, pero pueden imaginarse huecos: por ejemplo, por la investigación de un delito concreto cuando exista un riesgo real, siempre que respete la proporcionalidad y como una excepción a la prohibición de uso de datos biométricos que establece el RGPD, explica Fernando Miró, director de Crímina, centro de investigación criminológica de la Universidad Miguel Hernández (Elche). El día en que haya miles de cámaras desplegadas por España con software como el de Avigilon, ¿podrá la policía española justificar judicialmente y activar la búsqueda indiscriminada de la cara de un sospechoso? Parece que sí.
En los últimos meses, en Europa ha habido dos polémicas notables: dos cámaras en la zona de King's Cross de Londres usaron durante dos años esta tecnología y un colegio sueco recibió una multa europea por el empleo del reconocimiento facial, pese a tener el consentimiento de los alumnos. El problema de la búsqueda indiscriminada es que para detectar a un sospechoso el software debe analizar a todo quien pase por allí. Eso pasa a una base de datos que podría tener un estatuto especial. "El problema es recopilar información o crear métricas con esos datos. Dejaríamos de tener control de nuestra seguridad biométrica. Siempre pienso que esas bases de datos se quedan", dice Paula de la Hoz, consultora de ciberseguridad en Capgemini Invent.
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