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13 de agosto de 2018

Drones, menores y robos con violencia para desvalijar el pueblo más rico de Cataluña


San Cugat es el objetivo prioritario de las bandas de delincuentes. "La seguridad se ha convertido en un problema aquí" reconocen desde la oposición

La localidad de Sant Cugat, cercana a Barcelona (ambas están separadas por la montaña del Tibidado y unidas por un túnel bajo la misma) pasa por ser el refugio de las clases acomodadas catalanas. De hecho, es una villa de 90.000 habitantes con un PIB por habitante de 45.500 euros, cuando la media de Cataluña se sitúa en 29.000 euros. La pensión media está en 1.108,9 euros, frente a los 972,17 euros de Cataluña. Según el INE, la renta media de sus hogares es de 52.881 euros, lo que la sitúa en tercer lugar de España, por detrás de Pozuelo de Alarcón y Majadahonda. Y el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat) señala que la base imponible por declarante de IRPF es de 38.710 euros, cuando la media de Cataluña es de 22.337 euros.

Con estos datos en la mano, la localidad se ha convertido en un objetivo prioritario de las bandas de delincuentes, que ven en su acomodada población una víctima fácil de doblegar. De ahí que los robos en domicilios hayan aumentado en los últimos meses y que la inseguridad se haya disparado, al mismo tiempo que los propios vecinos han montado patrullas armadas con palos, que toman la calle cuando alguien alerta de movimientos sospechosos de posibles asaltantes.

Estos mismos vecinos han sufrido en sus carnes la violencia creciente de los amigos de lo ajeno (los asaltos son cada día más violentos y se producen ya incluso a plena luz del día) y han descubierto que los cacos llegan a utilizar modernas tecnologías para realizar su trabajo, como el uso de drones para vigilar casas desde la distancia y así escoger la vivienda a asaltar. “Los delincuentes están organizados. Llegan y saben dónde robar. Su organización es tal que un teléfono robado en Sant Cugat apareció en Londres a los cuatro días”. Y no solo eso: los vecinos insisten en que “hay un incremento de robos porque es barato delinquir. Y llegan a utilizar menores. Estamos hartos. Hay gente a la que le han robado hasta cuatro veces”.

Los vecinos han montado patrullas armadas con palos, que toman la calle cuando alguien alerta de movimientos sospechosos de posibles asaltantes Una tarde, un vecino descansaba tranquilamente bajo un árbol en su jardín cuando un dron descendió hasta la altura de una persona, enfocado para vigilar la casa. “Alguien que juega con un dron no lo hace bajar en una parcela vecina. El vecino llamó inmediatamente a otros vecinos, por si el aparato era suyo. Como no era de nadie, lo siguieron a ver quién lo estaba manejando. Con un coche, pudieron perseguirlo un trecho, pero luego lo perdieron porque no podían continuar con el vehículo”, relata un ciudadano a este diario. Fue la constatación de que los ladrones utilizan tecnología altamente sofisticada.

Se dispara la violencia “Desde hace dos años, el tema de la seguridad se ha convertido en un problema en Sant Cugat”, reconocen desde la oposición. Aseguran que los robos con violencia en domicilios "han crecido más del 30% en el último año”. Los vecinos son más drásticos: “En los últimos seis meses, los robos con violencia han crecido más de un 35%”. Aunque el consistorio guarda celosamente los datos, este diario ha tenido acceso a los números confidenciales del ayuntamiento: de enero a abril de 2018, los hurtos descendieron en Sant Cugat de 455 a 395, en comparación con el mismo periodo de 2017. Los robos en domicilio también descendieron de 209 a 195. Los robos con violencia, en cambio, crecieron de 49 a 57. Pero mientras en el casco urbano la tendencia se mantiene estable, en el barrio de Mirasol, por ejemplo, se pasó de dos a 15 asaltos con violencia. Si miramos las anualidades, de marzo de 2016 a febrero de 2017, los robos en domicilios fueron de 586, mientras que de marzo de 2017 a febrero de 2018 esa cifra se incrementó hasta llegar a los 643 (un 9,7% de aumento). En esos periodos, los robos con violencia subieron de 131 a 153.

En España, los robos con fuerza en domicilios y establecimientos disminuyeron un 6,1% el año pasado, mientras que los hurtos lo hicieron un 5,2%, según los datos estadísticos del Ministerio del Interior. Estas estadísticas apuntan a que en Sant Cugat la disminución de hurtos fue de un 5,4%, mientras que los robos con fuerza en domicilios se elevaron de 608 a 663, lo que supone un 9% de incremento.

Los robos con fuerza en domicilios se elevaron de 608 a 663, lo que supone un incremento del 9% Ello ha creado un clima de terror entre los vecinos. Uno de ellos relata a El Confidencial uno de los sucesos: “Tres enmascarados entraron en mi casa a pleno día y casi le cortan el dedo a mi mujer”. Su historia es paradigmática de lo que ocurre en la villa de ‘alto standing’: “Salí a dar un paseo a las 4:30 de la tarde y mi esposa se quedó barriendo el porche. Llegaron varios individuos y la metieron en casa. La amordazaron y la estuvieron amenazando durante 20 minutos. Cuando llegué y abrí la puerta, uno de ellos me cogió de la pechera y me metió adentro de un tirón. Yo me resistí y me dieron un golpe en la cabeza, con lo que perdí el conocimiento. Cuando me desperté, estaba atado también. Entonces, empezaron a amenazar a mi mujer mientras la pegaban y le decían que le iban a cortar un dedo si no decía dónde estaba la caja fuerte y las joyas”. No había ni una cosa ni apenas la otra, pero la historia es un buen ejemplo del clima de impunidad con que actúan las bandas organizadas de delincuentes.

El silencio del ayuntamiento En marzo del año 2016, los vecinos recogieron 480 firmas y las llevaron al ayuntamiento para protestar por el aumento alarmante de robos con violencia. “No nos dijeron nada. Todavía estamos esperando a que nos llamen”, se quejan. “En el pleno —aducen—, preguntamos por la cantidad de robos y no nos lo dijeron, solo dieron números de la media. Pero al hablar de delitos, hay temas intrascendentes, como hurtos, que han disminuido e intentan camuflar los datos alarmantes entre los números totales”.

Otro vecino señala que “la gente está alterada", y están "indignados porque el ayuntamiento intenta tapar el tema. Ha habido reuniones con los consejos de los barrios y con asociaciones de vecinos y Mossos, pero no se ha solucionado nada. De hecho, el ayuntamiento quiere canalizar todo a través de los consejos de barrio. Ahí cuenta con el apoyo de las asociaciones de vecinos, que, como reciben dinero y subvenciones, hacen lo que les dicen desde la alcaldía”.

Pero los vecinos denuncian que “Sant Cugat no es un paraíso idílico. A los políticos no les interesa que se sepa la verdad porque crea alarma social. Por eso, el ayuntamiento mira de ocultar este hecho. Miran de controlar todo el tema a través de los consejos de los barrios y su interés es llevarlo allí”. Desde los grupos de vecinos que salen a patrullar, se señala que los ciudadanos de la villa “en estos momentos, no se atreven a dejar solos a sus hijos en casa, porque pueden entrar y hacerles daño”. Y rematan: “Todo esto crea alarma social. La alarma social ya existe y mi mujer no se atreve ni a salir sola al jardín. Hay barrios ya con seguridad privada, que cuesta 90 euros a cada vecino. Pero el problema es que los guardas no pueden llevar pistolas y se juegan el físico”.

Lo cierto es que los ciudadanos se quejan de que pagan muchos impuestos “pero hay una minusvalía de personal. Hay un solo vehículo policial por la noche para todo el territorio municipal. Estamos abandonados por quienes nos cobran los impuestos”. Y ponen los números de la dura realidad encima de la mesa: “A la policía le falta personal. Hay 70 agentes, aunque se aconseja una ratio de 130 por cada 100.000 habitantes [les corresponderían 117], recomendada por la Generalitat. Y, además, entre esos 70 urbanos, hay un 22% de baja". Con los Mossos pasa otro tanto, están faltos de personal. Por si fuera poco, a los Mossos se les dirige desde Rubí y no pueden hacer mucho más. Desde el ayuntamiento no se aclara si la Guardia Urbana tiene pocos efectivos o no. A pesar de las preguntas de este diario, no fue posible contar con la versión municipal sobre esta falta de personal.

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