Sindicatos califican de «inconcebible» que la Generalitat sufrague la exposición y recuerdan que los agentes «se juegan la vida cada día por la ciudadanía»
«Si esa exposición fuera con financiación privada, no habría problema, prevalece la libertad de expresión y allá cada cual con su conciencia, pero que sea sufragada por la Generalitat es inconcebible».
Juan José Tocón, secretario autonómico de la Asociación Unificada de la Guardia Civil en la Comunitat Valenciana, es uno de los representantes de las Fuerzas de Seguridad indignados por la muestra de Antoni Miró en la Marina de Valencia, especialmente por la quincena de lienzos que recogen escenas de cargas policiales del 1-O, además de otras actuaciones policiales en Valencia, Madrid, Huesca, Roma, Río de Janeiro, Rabat o México. «Es completamente reprobable ese tipo de exposiciones que etiquetan a las Fuerzas de Seguridad como represores», subraya Tocón. Una de las obras más polémicas de 'La Base' es la que recoge la escena en la que agentes de la Benemérita retiran en volandas a una anciana en Sant Julià de Ramis cuando bloqueaba un colegio electoral durante el referéndum ilegal. «Se tergiversa ante la sociedad la imagen institucional de la Guardia Civil», lamenta el representante de AUGC.
Como ya publicó LAS PROVINCIAS, el desembolso para las arcas autonómicas por la exposición es de 110.000 euros, asumidos por la Generalitat, Cultura y el Consorcio Valencia 2007, «con cantidades todavía por decidir», según fuentes autonómicas. Esta financiación pública de la administración valenciana es posiblemente el elemento que más indigna al enlace de los guardias civiles en la Asociación Unificada en la Comunitat Valenciana. Por parte de la Policía Nacional prefieren no entrar en la cuestión de las subvenciones públicas. «No entramos a valorar quién financia o dónde se expone, y sin juzgar al autor, pues no son temas sobre los cuales el SUP deba pronunciarse», subraya Miguel Ángel García, secretario de Organización del Sindicato Unificado de Policía en la Comunitat, mayoritario en el cuerpo. Pero sí critican el contenido de la misma y el «gran número de imágenes de cargas policiales». García echa mano incluso de la ironía: «Tal y como su propio comisario manifiesta, se trata de una exposición 'parcial'»
Mensaje «que desacredita» El representante del SUP argumenta cómo detrás de las cargas policiales hay toda una serie de circunstancias, «un problema social, una masa descontenta o indignada, una gestión política de la protesta, unas fuerzas del orden cuya misión es proteger a los manifestantes y evitar que se produzcan desórdenes...». Y la exposición de Antoni Miró avalada por el Consell no explica todas esas circunstancias, se queda en una muestra «parcial», como subrayó el representante policial.
El secretario de Organización del SUP argumenta su posición: «Cuando se destacan las imágenes descontextualizadas de policías ejerciendo violencia, por muy proporcional que ésta sea, se lanza un mensaje que desacredita la función de unos profesionales que se juegan la vida cada día para proteger a la ciudadanía (a los manifestantes también) sin profundizar en los conflictos sociales que motivan las protestas». Tras la polémica con su obra, Miró ha negado estar en contra de la policía, argumentando que él simplemente pinta cosas que están en la calle, entre ellas las manifestaciones y la actuación de los agentes.
«No somos represores, somos garantes de derechos» Tanto el representante del Sindicato Unificado de Policía como el de la Asociación Unificada de Guardias Civiles centran sus críticas en el daño y el descrédito que les supone la muestra de Antoni Miró, con el aval y la financiación de la propia Generalitat. «Se nos tacha como represores, cuando no lo somos. Nuestra función es la defensa de los derechos fundamentales», señaló el secretario autonómico de AUGC. «Somos garantes del Estado de Derecho», enfatiza Juan José Tocón. El portavoz lamenta el trato de la exposición y que llueve sobre mojado. «Somos un cuerpo del que se han aprovechado todos los gobernantes, manteniéndonos en el salario más bajo y bajo una disciplina militar ante voces discordantes».
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