El ideólogo, un empresario colombiano, empezó a producir este tipo de ropa -que resiste balas, puñaladas y golpes- al ver cómo un guardaespaldas sudaba con su pesado chaleco.
Su firma cuenta con cuatro líneas diferenciadas. La primera es la S-33, enfocada al sector de las Fuerzas Militares y la Policía. La segunda es la MC4-G, dirigida a la seguridad privada. Luego está la gama Black, que abastece a altos ejecutivos, jefes de Estado y empresarios. Y, por último, la línea que lleva su nombre y que ofrece ropa de diseño como trajes exclusivos.
Hace más de veinte años a Miguel Caballero, empresario colombiano, se le ocurrió una idea: crear ropa blindada ligera. Hoy día su empresa exporta prendas de estas características a toda América, Europa (incluida España), India y China. Su firma crea desde los típicos chalecos antibalas hasta cazadoras de diseño o camisetas en todas las tallas y colores que puedas imaginar.
Todas las prendas de la firma -que lleva el nombre del creador- son lavables y reutilizables, a diferencia de otras antibalas. “Un chaleco que recibe balazos sigue sirviendo. La vida útil de un chaleco es de dos años. Sin embargo, no depende del material de blindaje en sí, que posee una vida útil de diez, sino del tipo de munición que existe en el mercado, que evoluciona cada cinco años”, afirmaba Caballero en una entrevista reciente. Según cuenta el empresario todo se puede blindar. Ha llegado a proteger prendas como mantas e incluso una Biblia y una sotana. Los países en los que tiene oficinas asentadas -México, Guatemala y Colombia- son un fuerte nicho de mercado para él, debido a la alta criminalidad. De hecho, de 2010 a 2013 incrementó su producción y sus ganancias en un 7.000%.
Según cuenta Caballero, entre sus clientes más famosos figuran jeques árabes, el rey Felipe VI, el expresidente de México Felipe Calderón y Baltasar Garzón. Las prendas que diseña no son baratas -van desde los 180 euros hasta los 2.600-, aunque sí seguras al 100%
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