Canta bien, es una estrella y no ha perdido ni un ápice de su carácter… de la calle. Adele está de conciertos en Australia, y su paso por Melbourne nos ha dejado un momento maravilloso.
En España es habitual que en los conciertos estemos de pie, pero en el resto del mundo(nosotros somos así de chulos) hasta los que están disfrutando del show en pista, están sentados. ¿Qué es lo que pasa? Pues que claro, que al final acaban poniéndose de pie y bailando al ritmo de su artista favorito. Con la historia de estar sentados se consigue una organización y seguridad mejor.
Pues bien, en este concierto, debía haber un vigilante de seguridad un poco cansino, que de esos también hay alguno en España (les pones un uniforme y ya se creen los guardaespaldas del presidente de los Estados Unidos), y el hombre estaba mandando a la peña sentarse. Cuando Adele se dio cuenta, se molestó, y le dijo:
“Disculpe, caballero, sé que está trabajando, ¿pero podría parar de decirle a la gente que se siente? Estamos en un concierto, y si el público no puede ver, pueden levantarse. Si se va a estar quejándo de que la gente baile, ¿para qué narices vienes a un concierto? Si te vuelvo a ver mandando a una persona más sentarse, ¡la lío!”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario