Itálica: de candidata a Patrimonio de la Humanidad a ofrecer entrada libre cada tarde por falta de personal
La falta de personal de Itálica, en la localidad sevillana de Santiponce, es cada vez más grave ya que hace tiempo está provocando que se pierda parte del dinero que se recoge de las entradas porque algunas horas al día no hay quien cobre. La situación es la siguiente: en la taquilla del conjunto arqueológico más importante de Andalucía sólo hay una expendedora. Según fuentes de personal, normalmente eran dos. Sin embargo una de ellas está de baja desde hace varios meses.
¿Las consecuencias? Con una sola trabajadora para la taquilla, cuando termina el turno o los días que libra (una semana un día y otra tres) no hay quien cobre las entradas ya que, aunque los ciudadanos de la UE tienen acceso gratis, los extracomunitarios deben pagar 1,50 por visita. De hecho, a partir de que termina su turno, normalmente a las tres de la tarde, y hasta las 8, que cierra el conjunto arqueológico (excepto los domingos), no hay nadie en taquilla. En ese momento cuelgan un cartel de «entrada libre» y dejan de cobrar. Cuantificar económicamente cuántos ingresos se pierden es difícil porque tampoco saben con exactitud el número de ciudadanos extracomunitarios que entran y no pagan. «Hay días que entran seis y otros cien», dice una de las trabajadoras.
Y lo mismo ocurre con la estadística que la expendedora realiza con las entradas ya que normalmente pregunta a cada visitante el país de origen. Algo que no se hace por las tardes ni los días de descanso y que, por tanto, supone que esa estadística está incompleta. En cuanto a la puerta, la falta de expendedora supone otro problema añadido. Uno de los tres vigilantes que hay cada día en Itálica debe dejar su puesto y acudir a la puerta para controlar los visitantes que entran pues, aunque no se cobren entradas, debe estar pendiente de que entren bicicletas, perros o se produzca algún incidente.
Eso supone mermar más la ya de por sí reducida plantilla de vigilantes, cuantificada, según Csif, en 17 según la relación de puestos de trabajo. Sin embargo, la realidad es que sólo hay once de ellos ya que el resto no está: dos se jubilaron, otro falleció, otro retirado por una sentencia, otro está de baja por enfermedad y otro fue cedido al conjunto arqueológico de Carmona. Durante el día, suele haber tres. Uno custodia el anfiteatro y los otros dos la ciudad. Hacen tres turnos: mañana, tarde y noche (durante la madrugada suele haber dos). «Es poco personal», reconoce uno de ellos advirtiendo que la cosa irá a peor cuando se resuelva el concurso de traslados que tendrá lugar el próximo verano.
La tarea que tienen encomendada no es baladí ya que no todo el público que acude se comporta a la altura del monumento. «Tenemos que estar con los ojos abiertos; hay visitantes que se creen que esto es el parque del Alamillo», dice uno de los trabajadores relatando que algunos vienen «a echar la tarde» y con niños que acuden «con el balón de reglamento» o que«quieren ponerse a jugar con un patinete». Si la vigilancia funciona es por el sobre esfuerzo de los trabajadores, muchos obligados a cambiar turnos. «Es un problema de dejadez de la administración», dicen los trabajadores que recuerdan que desde Itálica han escrito numerosas cartas a la delegación de Cultura sin respuesta. Pero ese no es único problema de falta de personal en Itálica donde la dirección en pleno también está de baja. El director está de baja médica desde diciembre de 2016 y de los dos ayudantes de patrimonio histórico, uno está también de baja y otro en comisión de servicio en la delegación de Cultura, Turismo y Deporte.
La delegación asegura que la gestión del centro está «dentro de la normalidad» pese a que hayan coincidido al varias bajas, algo que «puede ocurrir en cualquier trabajo». Y que ha respondido a la situación «redoblando la dedicación» además de que la secretaría general está desarrollando las competencias directivas para que la baja del director «no sea una rémora en el diario del centro». Cultura asegura también que ha iniciado la gestión para que estos trabajadores sean sustituidos, algo que se competencia de Hacienda. Uno de los arqueólogos que estos días está volcado en Itálica, José Manuel Rodríguez Hidalgo, dice que es «un tema de personal» y no cree que esa falta de personal suponga un problema de seguridad. Si acaso «para la imagen». Para los visitantes que llegan y se encuentran que no hay nadie en taquilla.
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