Anfi, empresa concesionaria de la regeneración de la playa de Tauro, decidió incrementar el número de guardias de seguridad privada en la zona para evitar el acceso de bañistas a esta parte del litoral moganero, que se encuentra acotado por orden judicial debido a las irregularidades detectadas en su construcción. La decisión de la compañía turística llegó un día después de que la Guardia Civil desalojara a unas 200 personas que habían decidido pasar el Viernes Santo disfrutando del buen tiempo en la zona.
La playa de Tauro, que originalmente era de piedras, fue cubierta con 70.000 toneladas de arena procedente del Sáhara durante unas obras que se realizaron sin cumplir las condiciones exigidas por el Ministerio de Medio Ambiente, lo que condujo el año pasado a la destitución del entonces jefe de la Delegación de Costas de Canarias, José María Hernández de León. De hecho, este funcionario público se enfrenta ahora a una solicitud de condena de tres años y medio de cárcel por parte de la Fiscalía, que le acusa de haber autorizado los trabajos de regeneración aun siendo consciente de sus irregularidades. El ministerio público también considera que Hernández de León falseó documentos para ocultar la situación anómala de la playa.
Esa denuncia ha dado lugar a un procedimiento penal que se instruye en el Juzgado número 3 de San Bartolomé de Tirajana, en el que se ha tomado la medida cautelar de vallar la nueva playa artificial de arena y prohibir por el momento su uso. Esta no es la primera ocasión en la que los bañistas deciden acceder al espacio costero. El último día de julio del año pasado, con la arena recién colocada, un grupo de unas 60 personas tuvo que ser desalojado por la Benemérita por acceder a la zona, que en aquel entonces se encontraba acotada por una valla perimetral con carteles indicando la prohibición de entrar en la misma.
El pasado mes de agosto las mareas vivas también afectaron a la recién concluida playa, arrastrando el agua hasta la desembocadura del barranco del Lechugal y anegando varias viviendas de la zona. A raíz de este suceso Anfi se vio obligada a levantar un parapeto de arena que frenara las embestidas de la pleamar para evitar más inundaciones en las casas. En diciembre, cinco meses después de la colocación del árido, la fuerza del mar ya había provocado el arrastre de la arena hacia el mar, dejando a la vista de nuevo los callaos que conformaban este punto del litoral antes de la regeneración.
El problema de esta Semana Santa ha sido más engorroso para los agentes de la Benemérita, porque las vallas que instaladas para delimitar el espacio al que no puede acceder el público general han sido sustraídas. Este hecho llevó a que los agentes que se desplazaron hasta Tauro se vieran obligados a explicar a 200 bañistas en plenas vacaciones que esa playa se encuentra fuera de uso y legalmente no pueden estar allí.
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