En estos días se tienen que volver a reunir los componente de la mesa negociadora del convenio colectivo para empresas de seguridad privada, después de una primera reunión donde no fueron más allá de una inicial toma de contacto, con enredos en los porcentajes y la representatividad que le corresponden a cada una de las partes negociantes.
El sentir mayoritario de los trabajadores y trabajadoras que desempeñan sus funciones como vigilantes de seguridad es que el salario del sector está situado en la franja más baja de las remuneraciones económicas del mercado laboral y que no se corresponde en manera alguna con las atribuciones y funciones que se nos asignan en nuestro trabajo diario, ni por la responsabilidad que asumimos, ni por la peligrosidad que soportamos. Llevamos décadas estancados en el plano salarial, y convenio tras convenio vemos con desilusión como se han ido malogrando oportunidades para recuperar parte de lo perdido por el camino. Incluso en el último convenio aprobado por la patronal y los sindicatos UGT, CC.OO y USO, se nos intentó vender un supuesto cambio de tendencia por una subida tan pírrica que no era digna de ser contemplada como tal.
Ahora llega el momento de negociar otra vez. ¿Saben los compañeros que representan a la parte social cuales son las líneas rojas que nunca debería de ser rebasadas? ¿Son conscientes del sentir de la profesión? Nosotros creemos que si, que lo saben y que son conscientes de lo que piensa el personal. No puede firmarse un convenio más sin avances sustanciales en la masa salarial de nuestras nóminas. Es vergonzante observar como un agente de seguridad privado, altamente formado y preparado, y del que cada vez tiran más los cuerpos y fuerzas del estado, cobra escasamente 900 euros en el mejor de los casos, porque ya estamos viendo como proliferan las empresas que se acogen a convenios basura sin que nadie ponga coto de verdad a esta lacra.
Esperemos que esta vez nuestros representantes sí sepan defender a un colectivo de casi 100.000 trabajadores en activo y otro tanto a la espera de una oportunidad para incorporarse al mercado laboral. Es verdad que los precedentes anteriores hace que muchos desconfíen de las negociaciones porque ya son muchos años sin buenas noticias. Están en su derecho y tienen fuertes argumentos para ello. A pesar de todo, no nos queda más remedio, ni está de sobra volver a recordarles cuáles son esas lineas rojas que nunca, nunca deber ser rebasadas. Veremos.
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