El parto se produjo a las puertas del Hospital, dentro del vehículo en el que viajaban los padres.
Cuando la vida llama a la puerta le da por aparecer a cualquier hora y en cualquier escenario. Y esto es lo que sucedió ayer, a las puertas del Hospital Universitario, en donde se produjo el nacimiento de un varón en un parto marcado por la urgencia. Pasaban las 14.00 horas y los dos vigilantes de seguridad que se encontraban en Urgencias fueron alertados por el conductor de un vehículo. ¿El motivo? Su mujer estaba dando a luz.
La pareja de trabajadores de la empresa Prosegur y una celadora del Hospital abrieron la puerta del coche y se toparon con la mujer y su bebé que “estaba casi en el sillón del vehículo”, expone emocionado uno de los vigilantes. Al momento acudió la médico que estaba de Urgencias, una enfermera y un trabajador de la ambulancia, quienes asistieron a la parturienta ya en el vehículo, en donde terminó de producirse el alumbramiento. Con el pequeño en el mundo, los sanitarios se lo colocaron a la madre en el pecho y subieron a ambos rápidamente a la sala de partos para ser reconocidos.
La rápida actuación de todos los presentes fue determinante para que el parto se desarrollara sin complicaciones; tal y como explicó ayer Ingesa, tanto la madre como el recién nacido se encontraban bien de salud. Para los sanitarios del Hospital Universitario fue una actuación más en su día a día, para los dos vigilantes de seguridad fue, sin duda, uno de sus servicios más destacados y emocionantes. Acostumbrados a otro tipo de atenciones, se convirtieron en improvisados matrones a pie de Hospital. Porque la vida no avisa cuando quiere asomarse y en este caso el pequeño tenía mucha prisa por llegar a este mundo.
La rápida actuación de todos los presentes fue determinante para que el parto se desarrollara sin complicaciones; tal y como explicó ayer Ingesa, tanto la madre como el recién nacido se encontraban bien de salud. Para los sanitarios del Hospital Universitario fue una actuación más en su día a día, para los dos vigilantes de seguridad fue, sin duda, uno de sus servicios más destacados y emocionantes. Acostumbrados a otro tipo de atenciones, se convirtieron en improvisados matrones a pie de Hospital. Porque la vida no avisa cuando quiere asomarse y en este caso el pequeño tenía mucha prisa por llegar a este mundo.
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