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25 de septiembre de 2017

La compañera del vigilante de seguridad de metro apaleado en Etxebarri: «Pensé que le habían matado»


«De 22 a 24 horas sólo hay dos vigilantes en la red de Metro Bilbao», advierten desde el sindicato CISPE

Cuatro jóvenes dieron el viernes puñetazos, patadas y golpes de cinturón a un guarda de seguridad en la estación de la citada localidad vizcaína

Son las seis de la mañana del viernes, acaba de amanecer y sólo la llegada del primer metro rasga la calma en la estación de Etxebarri. Descienden de él dos veinteañeros y uno de ellos no duda en orinar a la salida, contra el muro exterior de la estación. La supervisora de Metro Bilbao se acerca y le recrimina su actitud, acompañada por uno de los vigilantes del suburbano. Así comienza una paliza que bordeó, un día más, la tragedia.

«Estaba orinando fuera, pero en un lugar que pertenece a Metro Bilbao. Al llamarle la atención y pedirle la documentación, el usuario se alteró mucho». El incidente dio entonces un giro inesperado al llegar un segundo convoy a la estación. «Bajan otras dos personas y, aunque no va con ellos lo que está pasando, se meten en el lío y apalean al vigilante entre los cuatro». Santiago Ortega, miembro de UGT y de la ejecutiva del sindicato de seguridad en Euskadi, conoce bien lo sucedido ya que pudo hablar directamente con los dos trabajadores de Metro Bilbao implicados. «Fue un linchamiento, con patadas y puñetazos. Se quitaron los cinturones para golpearle con ellos. Todo acabó cuando el hombre, que rondará los 50 años, cayó al suelo y se dio un golpe en la cabeza contra la pared», detalla. Su compañera, que no había resultado agredida, temió lo peor. «Le vio inconsciente y pensó que le habían matado. Los agresores, seguramente, también lo creyeron, y salieron corriendo», añade.

La supervisora confesó a su compañero que «pasó mucho miedo en aquellos momentos». Afortunadamente, el vigilante recuperó pronto el conocimiento y pudo ser trasladado rápidamente a un centro hospitalario. Fue dado de alta horas después tras un exhaustivo reconocimiento médico. «Tiene golpes en la cabeza, moratones en los brazos y todo el cuerpo magullado», describe su compañero de la empresa de seguridad privada. También refería «fuertes dolores en el cuello», según testigos presenciales. «Él es un profesional experimentado, de carácter templado, y que trata a los usuarios con toda la educación del mundo. Pero en el estado que llegan de fiesta algunos, con mezclas de alcohol y drogas, a primera hora de la mañana, da igual lo que les digas porque no atienden a nada», valora Ortega.

Desde Metro Bilbao confirmaron la agresión y condenaron los hechos, antes de declarar que «haremos lo que esté en nuestra mano para coger a los agresores». Gracias a determinadas medidas de seguridad, sobre las que nadie quiere aportar más datos para que sean efectivas, la Policía ha logrado identificar a los agresores, que rondan los 25 años. Una dotación de la Policía Municipal fue la primera en llegar al lugar de los hechos, al detectar «un tumulto», poco después lo hizo la Ertzaintza.

«Estás solo a primera hora» Los refuerzos, más vigilantes de seguridad de otras estaciones, estaban a unos ocho minutos. «Es lo que pasa a primera hora, que hay menos frecuencia y tardas en llegar si te piden apoyo. Demasiado tiempo, como hemos visto en esta ocasión», denuncia el responsable de UGT. También CC OO condenó la agresión y recordó que ha pedido en numerosas ocasiones una mayor dotación de efectivos. «Tienen ahora, a final de año, un nuevo concurso público de seguridad y sería buen momento para plantear un incremento de los vigilantes, el uso de perros otra vez, o cualquier cosa que mejore nuestra seguridad. Porque si no podemos garantizar la nuestra, tampoco la de los demás usuarios. Dice la empresa que son casos asilados, pero lamentablemente se siguen sucediendo», censura Ortega.

Un portavoz del sindicato CISPE criticó que «esta agresión llega poco después de un recorte encubierto de la seguridad por parte de Metro Bilbao. Ellos dicen que antes había seis vigilantes y ahora somos siete, pero cinco de ellos salen dos horas antes. De tal modo, que entre las 22 horas y 24 horas sólo trabajan dos guardias de seguridad y uno está en Plentzia despertando a los usuarios que se pueden quedar dormidos».

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