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7 de agosto de 2022

El día a día de nuestro trabajo: testimonios del trabajo nocturno del personal de seguridad privada

Nuevos testimonios de experiencias paranormales en el Hospital Vigil de Quiñones

Vamos a trasladarnos a una de esas noches oscuras en la ciudad de Sevilla. Uno de los vigilantes de seguridad se dispone a hacer una ronda por el interior del hospital. Aquí, en esta ronda nocturna, va a ser testigo de algo que le cambiara la vida para el resto de sus días

En esta madrugada comprobará lo que algunos compañeros de trabajo ya le advirtieron que le podría pasar algún día. Tan solo le separaban tres escasos metros de la puerta principal de aquel enorme hospital cuando de repente y sin motivo aparente, la puerta se abrió sola delante de sus propios incrédulos y sorprendidos ojos. Aquel primer hecho le resulto bastante extraño, aunque posiblemente con una explicación más que razonable, o no. Teniendo en cuenta que un sensor situado en una puerta solo es capar de captar una determinada altura y peso mínimo de un volumen, no es muy normal que una puerta se pueda abrir cuando separan tres metros de distancia a una persona de este sensor situado en la parte superior del marco de la puerta.

Entendemos que este vigilante de seguridad quisiera no darle una explicación paranormal y que optara por quedarse con que alguna mosca o insecto hubiera pasado por delante del aparato y hubiese activado el sensor para abrir la puerta, pero no pudo ser esto lo que allí paso en realidad. Quizás, quien sabe si por algún motivo estaba siendo invitado a pasar por algún tipo de entidad invisible que lo estaba observando más cerca de lo que él se podría imaginar. Aquí quedó esta noche esta primera manifestación de algo insólito y extraño. En esta noche invernal de la ciudad de Sevilla comenzaría los sucesos paranormales a ocurrirle a este búho nocturno de la seguridad.

No pasaría mucho tiempo más cuando este mismo profesional de la seguridad viviría una horrible pesadilla en el interior del edificio Vigil de Quiñones. En otra de las muchas rondas nocturnas obligadas que tenía que hacer por el lugar, sería testigo esta vez de una extraña visión. El vigilante de seguridad de aquel edificio se adentró por las puertas del viejo hospital. Allí, con la compañía tan solo de una linterna de largo alcance especial para seguridad comenzaría la ronda por los pasillos del edificio. Siempre existen extraños ruidos en edificios de estas características. Bien por la antigüedad que tiene, bien por algunos animales que se cuelan por él, etc. Pero esta noche no sería un ruido lo que captaría la atención de aquel hombre sino una extraña visión.

Pasaban las 3 y media de la madrugada y Sevilla dormía tranquilamente en sus hogares. En agente de seguridad paseaba por la tercera planta de aquel lugar. Un largo pasillo, una habitación y otra a ambos lados de él y una linterna que no llegaba a alumbrar por completo aquella enorme ala. De repente un extraño bulto captó la atención de aquel buen hombre, una especie de sombra de color negro que parecía no estar quieta, es más, según nos describía el vigilante del hospital, parecía flotar en el aire en dirección opuesta a él. Creyendo que alguien podría haber entrado en el lugar, comenzó a dar el alto a aquella extraña visita, pero no hubo resultado. Es más, aquel extraño ser flotante, fuera lo que fuera en ese momento, desapareció a escasos metros del aquel incrédulo hasta entonces, seguridad del lugar.

No solo ocurriría algo de este tipo de aquel lugar. Algunos compañeros del mismo turno nocturno del lugar, dicen haber visto una extraña presencia de una religiosa vagando por los pasillos del edificio. Una monja vestida con un hábito negro y un extraño rosario entre sus manos que parece estar todavía hoy rezando por aquellos enfermos, a los que antaño cuidaban las religiosas. Hablábamos antes de aquellos extraños sucesos que viviría un equipo de producción durante el rodaje de una película. Concretamente es la famosa producción de “Solas” la que se rodó entre las paredes de este edificio encantado.

Durante las labores de creación y grabación de alguna toma de aquellas escenas, varios fueron los hechos que ocurrieron en el lugar. Desde grabaciones psicofónicas que se registraron gracias a los potentes micrófonos de las cámaras, hasta sonidos de pasos extraños cuando no había nadie en el interior del lugar, salvó los directores de aquella película y pasando por llantos y gritos de niños que no existen en el hospital actualmente. Actualmente siguen ocurriendo cosas en el interior del Vigil de Quiñones. Según los vigilantes de seguridad que se encuentran en el lugar cada noche se tienen que armar de valor para entrar y dar algunas vueltas por sus pasillos tétricos y cargados de energías extrañas.

Son todavía testigos en cada noche de como una extraña luz parece relucir en la planta segunda, ya la conocen como la extraña luz fantasmal de la segunda planta. Cada vez que la ven y van a ver qué luz es la que se han dejado encendida, al llegar justo al ala del pasillo donde parece estar aquella luminaria, se encuentran con un ala completamente oscura, sin luces ni nada que hagan reflejar aquella extraña luz. Como en todos los hospitales del mundo, cada día se registraron muertes desde la antigüedad. Quizás por ello es por lo que en la actualidad pasan este tipo de extraños fenómenos. La aparición de la extraña monja que vio aquel vigilante de seguridad en una de sus rondas nocturnas o por ejemplo, los llantos que escuchó el equipo de producción y que a posteriori, registrarían en sus micrófonos posiblemente fueran llantos de antaño y que aún hoy siguen escuchándose en aquel complejo hospitalario.

Del Vigil de Quiñones publicaba el diario “El País” el 25 de Enero de 2001: “No parece un hospital; cualquiera diría que es un hotel. 'Ni siquiera tiene olores... Ésos que son tan característicos de los centros sanitarios', observa en voz alta un trabajador que recorre los pasillos relucientes y desiertos. Son las 11 de la mañana de un viernes y las habitaciones, como las consultas, están vacías. En las salas de espera de pediatría, oftalmología o radiología, por citar sólo a algunas, destaca la soledad de los confortables sillones alineados de cuero repujado... Como si fueran reliquias de un pasado otrora glorioso. No se ve un alma por aquí. Y, sin embargo, este es el hospital militar Vigil de Quiñones de Sevilla, el segundo más importante que el Ministerio de Defensa tiene en España, después del Gómez Ulla de Madrid.

Actualmente las obras que se están realizando en su interior son un martirio para los que allí trabajan, por problemas con las contratas, las constructoras y los espectros que por sus pasillos remozados se pasean. Son 12 plantas. 83.016 metros cuadrados en los que se asienta un complejo hospitalario de primer orden. Aquí no falta de nada. Hay helipuerto, varias cafeterías, la tecnología más avanzada en algunos servicios, cirugía experimental... El confort y la calidad de las instalaciones salta a la vista”.

El Vigil de Quiñones tiene 240 habitaciones individuales y una capacidad máxima de 750 camas, de las que sólo hay en uso 280. Pero apenas se utilizan 100. Cuenta con 29 especialidades, algunas de prestigio internacional como la de psiquiatría. Aquí no se sabe qué son las listas de espera. “Aquí, llegas por la mañana y el especialista te atiende el primero; nunca hay nadie delante de ti”, dice un trabajador. Y si se trata de operarse, no hay más que avisar: los cinco quirófanos que tiene el hospital están casi siempre vacíos. Y nos siguen llegando testimonios de encuentros imposibles en su interior...

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