La crisis ha tenido efectos devastadores sobre el empleo. Pero también, como se sabe, sobre los salarios. Eurostat acaba de poner negro sobre blanco este deterioro
Los datos están aquí. Y reflejan, con claridad, la intensa devaluación salarial que se ha producido en España desde el surgimiento de la crisis. Si en 2008, cuando estalló la burbuja de crédito, el salario medio por hora trabajada se situaba en España un 32,2% por debajo de la eurozona, en 2015 esa distancia se ha ido hasta el 39%. En términos absolutos, eso significa que mientras en España el salario medio por hora alcanza los 15,8 euros, sin cotizaciones sociales, en la zona del euro se sitúa en 22 euros.
Los datos los ha publicado Eurostat, la agencia de estadísticas de la Unión Europea (UE), y muestran que el ajuste salarial ha sido especialmente intenso a partir de 2012. Desde entonces (en un contexto de muy baja inflación), la hora trabajada apenas ha crecido en España un 0,6%, mientras que en la eurozona el incremento ha sido del 4,8%. Si la comparación se hace con el comienzo de la crisis, resulta que el salario medio ha subido en España un 10,5%, por debajo del 16,4% que ha crecido en la eurozona (19 euros en la UE).
La moderación salarial española es una especie de reacción contraria a lo que sucedió antes del estallido de la crisis, toda vez que en los años inmediatamente anteriores el incremento de los salarios fue sensiblemente superior, lo que afectó negativamente a la competitividad exterior de la economía española. Si en 2008 el salario medio por hora trabajada llegó a representar el 76% de la media de la zona euro, ahora supone el 72%. Como recuerda Eurostat, los salarios son un factor determinante en la competitividad de las empresas, si bien este indicador también está condicionado de forma muy relevante por factores como el coste del capital(por ejemplo, los intereses de los préstamos y dividendos sobre el capital) o elementos ajenos al precio de los productos, como la innovación, la relación marca/producto o el posicionamiento en el mercado.
Según los datos de Eurostat, el salario medio por hora trabajada en la UE de los Veintiocho se estimó en 25,03 euros en 2015, y en 29,50 euros en la zona euro (incluyendo cotizaciones). Sin embargo, este promedio oculta diferencias significativas entre los Estados miembros de la UE, con costes laborales por hora que oscilan entre los 1,4 euros de Lituania (el país con sueldos más bajos) a los 35,6 euros de Dinamarca, el país de la UE que paga más alto a sus trabajadores. Si se incluyen todos los costes salariales, en particular las cuotas sociales, el país más caro (sin tener en cuenta los avances en productividad) sigue siendo Dinamarca (41,3 euros a la hora), mientras que el más barato es Bulgaria, apenas 4,1 euros por cada 60 minutos de trabajo.
Cuña fiscal y competitividad Los costes no salariales, en todo caso, siguen siendo muy determinantes en la competitividad de las empresas. La mayor proporción para el conjunto de la economía estaba en Francia en 2015 (un 33,2%), Suecia (32,1%), Italia (27,9%), Bélgica, Lituania (ambos 27,8%) y la República Checa (27,1%). Los porcentajes más bajos de los costes no salariales para toda la economía se registraron en Malta (6,6%), Luxemburgo (13,5%), Irlanda (13,7%), Dinamarca (13,9%) y Croacia (14,9%).
Eurostat, igualmente, recoge información sobre la llamada cuña fiscal, que mide la carga de las contribuciones fiscales y de seguridad social en relación con los costes laborales. La cuña fiscal de la Unión Europea fue del 34,9% en 2014. Las cargas fiscales más elevadas respecto de los salarios más bajos se registraron en Bélgica, Hungría, Alemania, Francia, Austria, Italia, Letonia, Rumania y Suecia (todos por encima del 40%). Por el contrario, las cargas tributarias más reducidas se registraron en Malta, Irlanda y el Reino Unido (por debajo del 30%). Eurostat destina uno de sus apartados a los trabajadores de bajos salarios, una realidad cada vez más frecuente tras la crisis.
Las personas de bajos salarios se definen como aquellos empleados que ganan dos tercios o menos de los ingresos brutos por hora media nacional en un país determinado. Pues bien, según la agencia estadística, en 2010 el 16,9% de los empleados eran trabajadores de salarios bajos en la UE a Veintisiete, mientras que la proporción era del 14,7% en la zona euro. Los Estados miembros con mayores proporciones de trabajadores con salarios bajos fueron Letonia (27,8%) y Lituania (27,2%), mientras que Suecia (2,5%), Finlandia (5,9%), Francia (6,1%), Bélgica (6,4%) y Dinamarca (7,7%) tuvieron los porcentajes más bajos. En esta clasificación, España se sitúa como el noveno país en cuanto a menor desigualdad salarial, lo que significa que hay 18 estados en los que la distribución es peor. La relación, como ha sucedido en el resto de Europa, ha permanecido básicamente estable a lo largo de la crisis.
Entre 2006 y 2010, la proporción de trabajadores con salarios bajos se incrementó en mayor medida en Malta (3,9 puntos porcentuales) y Bulgaria (3,1 puntos porcentuales), mientras que los mayores descensos se registraron en Portugal (-4,6 puntos), Letonia (-3,1), Grecia (-2,9) y Hungría y Eslovenia (-2,1 puntos).
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