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26 de julio de 2014

Empleados de UGT-A confirman que el sindicato usaba procedimientos presuntamente delictivos

Revelan que las empresas a las que se subcontrataban los cursos de formación pagaban un talón en concepto de comisión.

Los propios empleados y ex empleados de UGT-A han sido los que han confirmado que este sindicato usaba procedimientos presuntamente delictivos, uno de ellos, incluso se negó a seguir en el departamento de Compras "ya que dicha práctica (la de alterar facturas) podría ser delictiva". Estos empleados reflejaron en su declaración judicial los procedimientos irregulares utilizados por la organización sindical. Sus afirmaciones más contundentes son las que siguen:

Las subvenciones y otras finalistas El presupuesto anual de UGT-A se cifraba en 50 millones, de los que sólo un millón procedía de las cuotas sindicales de afiliados. La mayoría, más de 45 millones, procedía de las subvenciones finalistas de la Junta: "Sobre un presupuesto estimativo de unos cincuenta millones, las cuotas supondrían alrededor de un millón de euros, a nivel Comisión Ejecutiva Regional, alrededor de un millón y medio lo correspondiente a las subvenciones no justificables y, el resto, correspondería a subvenciones finalistas. El porcentaje correspondiente a programas de formación podrían ser alrededor de la mitad, unos 23 o 24 millones de euros."

Los gastos del funcionamiento del sindicato ascendían a 2,5 millones de euros anuales que eran soportados íntegramente por las cantidades procedentes de subvenciones finalistas (todas las de formación y algunas otras). "Que el Presupuesto tiene tres grandes apartados, el ordinario, el de Programas y el de inversiones y deudas. En cuanto a las fuentes de financiación en cada uno de estos apartados, están las cuotas de afiliados que se imputa al ordinario. Subvenciones no justificables recibidas de la Administración por el hecho de ser un sindicato, las cuales también van al presupuesto ordinario. En cuanto al Presupuesto de Programas, van las subvenciones finalistas que son las que soportan los gastos de estructura. Estos gastos, de manera estimada, ascenderían a una cantidad aproximada de dos millones y medio en los años con más personal contratado. En estos gastos se incluye los gastos que tiene SORALPE que constituirían unos seiscientos mil anuales."

UGT-A creó un Departamento de "Justificación" Había un Departamento de Contabilidad pero otro de Justificación. Como era difícil encajar las realidades contables con los gastos que UGT-A amparaba bajo las subvenciones de la Junta, encargó la confección del programa informático Spiro que ajustaba contabilidad, compras y justificaciones de la Junta. En el Departamento de Justificación se preparaban los documentos que contenían los gastos que se imputaban a la Junta, una vez convenientemente alterados los conceptos de muchas facturas según instrucciones de la propia UGT-A.

Talón en concepto de comisión UGT deducía del importe de la subvención los porcentajes que se correspondían con gastos directos, indirectos y publicidad, gestionados por la propia UGT. Además, deducía otra cantidad de dinero destinado a material fungible y seguros que siempre contrataba con la misma empresa, ASP, Atlantis Seguros, participada por la propia UGT. Además, la empresa tenía que depositar un aval por si la Junta no pagaba parte de la subvención y, por si fuera poco, entregaban un talón en concepto de comisión. Textualmente: "Las empresas entregaban a las Federaciones, a través de Soralpe" , un talón sin que se conozca el concepto por el que se entregaban estos talones, pero sí que se trataba de una comisión por adjudicación".

El "bote" Que determinados proveedores de confianza, los cuales son señalados en todo caso por Federico Fresneda, mantenían una relación con el sindicato de manera que para justificar determinados gastos imputables a subvenciones, estos emitían facturas al sindicato por servicios o mercancías que no se habían realizado o servido realmente. Para poder establecer la diferencia real de lo facturado y lo servido, el departamento de Compras estableció que dieron en llamar "bote". De esta manera se intentaba mantener un cierto control sobre dicha diferencia. Sin embargo llegó un determinado momento en el que el bote creció de manera espectacular. "Que las facturas emitidas por estos proveedores llegaron a alcanzar cantidades muy importantes, de 150.000 o 180.000 euros".

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