La picaresca le ha supuesto a un agente de seguridad privada en Zaragoza una pena de seis meses de prisión por falsedad documental. Alberto José G. C. reconoció que fue a que le certificaran un diploma simulado a una academia de la capital aragonesa. Se lo compró a un alumno, César Francisco V. L., que fue condenado a la misma pena. Asimismo, cada uno de ellos tendrán que abonar 1.000 euros en concepto de multa.
El vigilante prefirió llegar a un acuerdo, a través de su abogado Joaquín Tortajada, para evitar ser juzgado y enfrentarse a casi dos años de prisión que se enfrentaba. Esto le permite mantener su actual labor profesional, ya que los antecedentes penales que tiene a partir de ahora solo le impiden opositar a Policía o Guardia Civil en un periodo de dos años, que sería cuando el historial delictivo quedaría caducado.
El Juzgado de lo Penal número 5 de la capital establece como hecho probado que Alberto José G. C. intentó dar por bueno un documento que le acreditaba como experto en radioscopia portuaria –las personas que realizan los controles de rayos X en aeropuertos y estaciones de tren y autobús–. Da la casualidad de que este curso no se impartía a distancia en el lugar al que fue para que se lo sellaran. El joven que se lo vendió se dedicaba a captar estudiantes para realizar cursos en el centro a cambio de una comisión.
El Juzgado de lo Penal número 5 de la capital establece como hecho probado que Alberto José G. C. intentó dar por bueno un documento que le acreditaba como experto en radioscopia portuaria –las personas que realizan los controles de rayos X en aeropuertos y estaciones de tren y autobús–. Da la casualidad de que este curso no se impartía a distancia en el lugar al que fue para que se lo sellaran. El joven que se lo vendió se dedicaba a captar estudiantes para realizar cursos en el centro a cambio de una comisión.
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