La recuperación de la economía española está siendo «sólida», pero esnecesario reducir la precariedad laboral y aumentar la presión fiscal para que el crecimiento sea «más inclusivo», afirmó la OCDE en un informe publicado este martes.
En España, un 25% de los trabajadores son temporales, la segunda tasa más alta entre los 35 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Pero el dato más elocuente es que el país tiene la tasa más baja de movilidad de empleos temporales a empleos indefinidos, con apenas un 10% en 2015. «La pobreza también ha aumentado, debido principalmente a la falta de empleo de calidad que proporcione suficientes horas de trabajo remunerado y unos ingresos adecuados», abunda el último informe bienal sobre la cuarta economía de la Eurozona. Por ello, la organización con sede en París observa que España «debe centrarse en la calidad del empleo para asegurarse de que las ventajas del crecimiento se comparten en mayor medida entre la población».
Tras la profunda crisis de 2008-2013, la economía española está siendo una de las más dinámicas de la Eurozona, con un crecimiento del PIB del 3,2% en 2015 y 2016. Al mismo tiempo, el desempleo sigue siendo el segundo más elevado del bloque (18,6% a fines de 2016), y se ceba especialmente con los jóvenes, con una tasa de desocupación que la OCDE cifra en un 42,7%.
Escasa productividad La organización incide también en el problema crónico de la escasa productividad, debida entre otras cosas a «una baja innovación empresarial», la deficiente inversión en formar a los trabajadores y el exceso de trabas «para quienes quieren crear y hacer crecer una empresa». Para espolear un crecimiento «sostenible», la OCDE se explayó en una serie de recomendaciones fiscales destinadas a mejorar la recaudación.
Impuestos En ese sentido, la organización cree que el gobierno debería «reconsiderar los méritos de los tipos reducidos del IVA», pues según argumenta, no siempre benefician exclusivamente a los hogares más modestos, sino que tienden a favorecer a los más acomodados. Igualmente criticó que la base del impuesto sobre la renta «se ve erosionada por la existencia de generosas exenciones, reducciones y créditos fiscales».
Agregó también que en el impuesto de sociedades «podrían adoptarse medidas adicionales para ampliar la base impositiva», y estimó que «hay margen» para subir los impuestos sobre los combustibles para el transporte por carretera, y los gravámenes al alcohol y el tabaco, que ya fueron incrementados en diciembre. «El peso de la fiscalidad laboral ha descendido», apunta la OCDE. Considera que, sin embargo, la estructura impositiva «sigue estando orientada hacia los ingresos laborales, lo cual penaliza el crecimiento y el empleo», mientras otros impuestos con un efecto menos distorsionador, como los impuestos recurrentes sobre los bienes immuebles residenciales, el IVA e impuestos relacionados con el medio ambiente «están un tanto infrautilizados».
En este sentido, la OCDE plantea la importancia de acometer una reforma tributaria de mayor alcance en España para mejorar su estructura impositiva, que brindara carácter indefinido al recorte de contribuciones sociales de las empresas en la contratación de nuevos empleados indefinidos, aunque recomienda restringir la medida a los trabajadores menos cualificados, donde hay mayor necesidad de estimular la contratación.
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