José Luis trabaja como vigilante seguridad para la empresa Segur Ibérica. No le paga ni su salario, del cual le adeudan ya dos meses, ni tampoco la paga extra de Navidad. El manifiesta sentirse totalmente desamparado de los que supuestamente le tienen que defender, sin llegarle información de lo que realmente está pasando en su empresa.
Ahogándose día a día entre conceptos que no acaba de dominar (ere, concurso de acreedores, etc) su realidad pasa por la situación personal en la que se encuentra, teniendo que acudir al trabajo aunque no le paguen, y sin que nadie parezca poner remedio, y contínuamente acosado por los acreedores. José Luis no acaba de comprender como la clase política no acaba de poner coto a estas prácticas empresariales, donde incluso dentro de una misma empresa unos tienen la suerte de cobrar y otros no...
Esta es la cruda realidad de muchos trabajadores de la seguridad privada, que sin comerlo ni beberlo, se ven atrapados dentro de una empresa que un día deja de pagarte y no pasa nada. Unas circunstancias de las que, nadie, absolutamente nadie, puede decir que está libre de ellas, porque debido a las peculiaridades de este sector, nadie puede garantizar que en una de las tanta subrogaciones que ocurren año tras año, uno termine cayendo en el pozo negro de una empresa que pasa de pagarte religiosamente a dejar de pagarte.
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