SINOPSIS Luna es una vigilante de seguridad que trabaja en el parking de unas oficinas. Cansada de su trabajo y de su jefe, se turna con Diego, a quien apenas ve unos segundos al día. A partir de un curioso hallazgo, Luna descubrirá una manera de comunicarse con su compañero (FILMAFFINTY).
Hay 10 cortometrajes seleccionados para los Oscar de este año. Allí compite Timecode, uno de los cortos españoles junto con Graffiti. Este 24 de enero se sabrá si estará entre los 5 nominados y el 26 de febrero, en la mítica gala, puede que se alce con la estatuilla. No sería el primer galardón que recibe: ganó la Palma de oro en Cannes al mejor cortometraje en 2016. Y bien merecido. El cortometraje en sí, si destaca por algo, yo diría que es por su sencillez deslumbrante. Apenas hay diálogos, pero tiene una potencia visual abrumadora. Es increíble cómo puede crear una belleza tal en lugar tan cotidiano como un parking.
Quiero destacar la interpretación de Lali Ayguadé, su sobriedad ante la cámara, su mirada silenciosa pero que transmite ese “algo más”. También juega un papel muy importante la música de Iván Céster que sabe mantenerse en segundo plano hasta ese momento – no diré cuál, el que lo vea ya se lo encontrará – en que puede arrebatar al espectador y dejarlo con la boca abierta. Timecode habla, sin explicitarlo nunca, de la confrontación de la rutina frente a la lírica. El aislamiento de la sociedad, la crudeza de la cotidianidad y cómo afrontarla. Es un tema muy realista y “tangible” que encaja a la perfección con la forma que adopta el corto. En resumen: una poesía visual y auditiva.
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