El Sindicato Andaluz de Funcionarios (SAF) denuncia la falta de seguridad en un centro que motiva muchas quejas.
Lo normal sería encontrarse comodidades, tranquilidad y silencio en una biblioteca pública donde la gente acude a leer y estudiar; pero esto no es lo habitual en la Biblioteca Nacional del Estado-Biblioteca Provincial de Málaga que gestiona la Junta de Andalucía y está situada en la avenida de Europa de la capital costasoleña. Lo inaudito es encontrarse a dos yonquis inyectándose heroína en sus servicios como ha ocurrido como en un punto y aparte en la historia de estas instalaciones.
Es por ello, y por muchas otras situaciones anómalas más, que el Sindicato Andaluz de Funcionarios (SAF) acaba de presentar un escrito ante el delegado del Gobierno andaluz, José Luis Ruiz Espejo, en el que le informa de estos hechos ocurridos el 31 de mayo y descubiertos por funcionarios de la misma biblioteca. «Recordamos que consumir estupefacientes en lugares públicos es una infracción grave» resalta el escrito.
El mismo denuncia que se producen más «situaciones de inseguridad, derivadas de la entrada de personas que van a dormir, descansar, disfrutar el fresco en estado de embriaguez o usar las dependencias para todo menos para lo que están», agregan. «Estas situaciones son por desgracia reiteradas y están llegando a ser habituales», lamentan. Además de esto, el SAF pone de relieve que el centro cuenta con vigilante de seguridad en el turno de tarde pero no en el de mañana ante lo cual exige la norma técnica de seguridad del edificio ante riesgos de intrusión y que se refuerce ese servicio contratando también seguridad para todo el día.
Hay que recordar que estas instalaciones ya han sido motivo de otras quejas en los últimos años por parte de los usuarios, que en general lamentan su falta de espacio para su cantidad de demandantes —está en la zona más poblada de Málaga—, las reiteradas averías que ha tenido de su sistema de refrigeración en los últimos años y la poca puesta en valor de sus fondos bibliográficos; una auténtica joya que dormita en un depósito de 1.500 metros con 130.000 unidades, entre ellos casi 7.000 de entre los siglos XVI y XIX y con algunos incunables.
Esta misma biblioteca lleva en la sede que actualmente ocupa 23 años de forma provisional. Los reiterados gobiernos de España, los dueños de sus fondos, y los de la Junta, de su gestión, han sido incapaces hasta ahora de que se ponga en marcha alguno de los proyectos que iban a acabar con estas instalaciones ya obsoletas y mejorables. De hemeroteca son los reiterados anuncios de que iba a trasladarse definitivamente a sedes de más relumbrón como el Convento de San Agustín o el de la Trinidad para los cuales incluso se presentaron recreaciones de cómo quedaría.
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