Era un concesionario de coches muy bien equipado, diríase que hasta lujoso, con un cuidado diseño para mostrar sus productos. Ahora no queda nada, es uno de los ejemplos de naves o dependencias situadas en polígonos industriales que tras cerrarse son desmantelados con total impunidad para llevarse cualquier elemento de valor. Una práctica que se ha convertido en habitual y que crea en los polígonos industriales zonas de auténticas ruinas.
El concesionario de coches está situado en el polígono Cabeza Hermosa, con escaparate a la antigua carretera entre Alcalá de Guadaíra y Sevilla,perfectamente visible para los abundantes coches que circulan por ella a diario. Esto no ha sido problema para que sea desmantelado. En apenas cuatro días a lo largo del verano, su aspecto ha cambiado por completo. Primero se llevaron los muebles, los aires acondicionados y los cables. Luego siguieron por las placas de recubrimiento del techo, de forma que la construcción aparece ahora al aire. Eran paneles de los denominados «sándwich» que se pueden emplear en otra construcción. A continuación los elementos metálicos, lo más buscado por su facilidad para colocarlos en el mercado. Lo último han sido las piezas de cristal que rodeaban la construcción y ejercían de escaparate.
La empresa propietaria de la nave quebró y entró en concurso de acreedores, quedando a cargo de un administrador concursal. Así lo indica una pegatina colocada en la puerta, algo que no hace sino favorecer que los amigos de lo ajeno la desmantelen. Al estar en esa situación no hay quien reclame posibles daños y no se formulan denuncias cuando alguien entra en ella por lo que se complica la actuación de la policía. Agentes de la Policía Nacional han visitado en varias ocasiones la zona y han identificado a personas que estaban en su interior, pero al no haber denuncia su labor se complica.
La comunidad de propietarios del polígono ha alertado sobre lo que ha ocurrido y dispone de seguridad en horario de tarde y por la noche, pero el desmantelamiento se realiza a plena luz del día. Lo hace un equipo de personas que aparecen vestidos con traje de faena y con furgonetas, de forma que en una primera impresión puede parecer que se trata de operarios autorizados por los propietarios. De hecho, relatan los vecinos, al principio escuchaban golpes en el interior, pero pensaban que era alguna reforma encargada por nuevos dueños de la nave. El resultado es una nave destrozada que amenaza con venirse abajo y con un peligro más añadido. Alguien ha aprovechado el abandono para tirar neumáticos usados en el aparcamiento subterráneo y en la rampa de acceso y ahorrarse su vertido en alguno de los puntos habilitados para ello. Allí se acumulan cientos de ellos con el consiguiente riesgo de incendio. En la zona no es el primero de estos robos que se lleva a cabo, ya que poco a poco y utilizando herramientas de corte, se han llevado las barandillas metálicas del puente del tranvía que salva la carretera a pocos metros de este lugar.
Este es uno de los últimos casos de un procedimiento habitual y que se realiza con casi total impunidad. En las zonas industriales de Alcalá, abundan los casos. El presidente de la Federación de Industriales y Comerciantes de Alcalá (FICA), Carlos García, cuenta que hay un buen número de naves en la misma situación en el interior de los polígonos. En la gran mayoría de los casos se trata también de propiedades que han entrado en concurso de acreedores. Hay casos especialmente llamativos, uno es un polígono completo, el de Gesi-9, cuyas 47 naves, antes incluso de estrenarse han sido desmanteladas. Otro es la fábrica de Tableros del Sur, donde el desmantelamiento ha llegado prácticamente a los cimientos y donde llegaron a emplearse hasta grúas de grandes dimensiones para retirar las piezas de mayor tamaño.
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