Mal verano para una de las principales firmas de seguridad privada que actuan en Sevilla, que ha visto como en estos meses estivales, donde normalmente todos los asuntos funcionan a un ritmo más pausado, se les ha acumulado una serie de fatalidades encadenadas.
Ya al principio del verano, corrió entre los trabajadores la noticia de que uno de los máximos responsables operativos había sido cesado fulminantemente, arrastrando con él algún que otro mando intermedio, haciéndose cargo de la gestión temporalmente la dirección general de la empresa desde Madrid y poniéndose en marcha una auditoria interna. Por supuesto, aunque se barajan distintas hipótesis sobre la destitución de la cúpula caída, nada se ha comunicado oficialmente hasta la fecha presente a la representación de los trabajadores, lo que lejos de acabar con las especulaciones no hacen sino prender como el pasto en la rumorología.
A esto hay que añadir resoluciones de la inspección provincial de trabajo instándole a cumplir con lo que marca la ley, sanciones de la unidad territorial de seguridad privada, abuso en el uso de los despidos objetivos, pérdida alarmante de servicios etc. Todo esto, unido a la estrecha colaboración de uno de los sindicatos de clase en el día a día de la delegación, configura un retrato tan nítido que deja poco margen y menos dudas sobre la identidad de la empresa de seguridad en cuestión de la que estamos hablando ¿O no?
A esto hay que añadir resoluciones de la inspección provincial de trabajo instándole a cumplir con lo que marca la ley, sanciones de la unidad territorial de seguridad privada, abuso en el uso de los despidos objetivos, pérdida alarmante de servicios etc. Todo esto, unido a la estrecha colaboración de uno de los sindicatos de clase en el día a día de la delegación, configura un retrato tan nítido que deja poco margen y menos dudas sobre la identidad de la empresa de seguridad en cuestión de la que estamos hablando ¿O no?
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