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19 de septiembre de 2014

Dionisio Rodríguez "El Dioni": La historia del golpe certero de un ladrón improvisado

El robo de casi 300 millones de pesetas cambió la vida del Dioni, una celebridad de la picaresca española que recuerda su fechoría desde el humor

Dionisio Rodríguez trabajaba, cada día, con unas grandísimas cantidades de dinero que nunca serían suyas. Hasta que, el 28 de julio de 1989, lo fueron. Él, cuenta, venía de ser el escolta de grandes ejecutivos e, incluso, directores de banco. Cuando le tocó conducir un furgón lleno de sacos de billetes, la tentación le abordó. Y en dos días, lo había planeado. Fingió un dolor para quedarse a solas en el blindado y pisó el acelerador. Respetó los 43 millones de pesetas (250.000 euros) que correspondían a las nóminas de los limpiadores de Iberia y cogió el resto. Su rumbo y el de los 298 millones de pesetas (1.800.000 euros) que llevaba consigo cambiaron para siempre. 

"Abuelo, cuéntame otra vez cómo te llevaste casi dos millones de euros de un furgón" podría escucharse, perfectamente, en la casa del Dioni. A los 64 años, está ya jubilado, cuenta con una pensión de 730 euros, permanece casado, con hija, nietos y, también, bisnietos. Pocos elementos en su vida le relacionan con aquel empleado que, hace 25 años, se llevó casi dos millones de euros, condujo hasta Lisboa y voló hasta Brasil. Le cogieron a las siete semanas de que se diera a la fuga, pero, a día de hoy, no se sabe qué ocurrió con la mayoría del dinero que sustrajo. "Habrá otros dionis en la policía", ha sugerido hoy este ladrón retirado ante el micrófono de la SER.

Esta mañana, como le ha ocurrido desde que saliera en libertad, el Dioni ha encontrado no pocos reproches al que, cuando le preguntan por qué robo casi 300 millones de pesetas, es su planteamiento. "Quienes nos deberían dar ejemplo de honradez nos animan a robar, hoy más que entonces", cuenta él. "Pero quienes os solíais justificar diciendo que robabais a los ricos luego no habéis repartido el dinero entre los pobres", le ha replicado el periodista Jesús Duva.

En realidad, lo que el Dioni hizo no parece requerir de grandes explicaciones. Tras años trabajando como guardaespaldas de grandes personalidades fue degradado a conductor de furgones. "Pasé de llevar traje y cobrar 250.000 pesetas (1.500 euros) a vestir de uniforme y cobrar 75.000 pesetas (450 euros). Me ofendió", recuerda quien fuera ladrón por un día, y reitera que, hoy, motivos no faltan para actuar como él. "Empresas como Coca-Cola tienen unos beneficios impresionantes, pero despiden a la gente. Y eso crea un sentimiento de venganza y rabia".

"Fue un gesto insólito que nos dejó patidifusos", recuerda Duva. Así las cosas, el Dioniha podido sacar rentabilidad, de cuando en cuando, de aquel golpe que le catapultó a la fama -no sin antes pasar, eso sí, tres años a la sombra, tanto en Brasil como en España-. Sus tres bares en Madrid y las generosas y frecuentes invitaciones a contar su historia en la pequeña pantalla le han ayudado a sacar adelante a su prole. Menos rentable salieron, quizá, su pequeña incursión en el mundo de la música o su participación en películas pornográficas que el otrora ladrón ha querido desmentir esta mañana: "De eso le preguntáis a Pedro J. Ramírez, que sabe más que yo".

Sin embargo, y aunque han pasado 25 años desde que se llevó el dinero, la mayor parte de las preguntas siguen siendo sobre aquel día en que el Dioni no dio marcha atrás. Él dice que repartió unos cuantos sacos de billetes entre tres amigos, de los cuales uno se marchó de España y otro apareció muerto a los pocos meses. De aquí y de allí, en total, hay más de un centenar de millones cuyo paradero se desconoce. Para el resto, este antiguo fugitivo cuenta con una explicación: "Ya que el dinero no era mío, por lo menos me lo gasté. No fuera que, encima de ladrón, me llamaran gilipollas".

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