Botellones, agresiones, insultos, peleas... El aumento de incidentes en la biblioteca pública del Estado y sus alrededores en las últimas semanas ha provocado que el Gobierno de Canarias haya decidido recuperar la seguridad privada para poner orden en el edificio sobre el que pesa la amenaza de derribo ordenado por la justicia.
Por si fuera poco con la orden judicial de derribo del edificio de la biblioteca pública del Estado, los usuarios del edificio se han venido quejando en las últimas semanas del aumento de actos vandálicos y de inseguridad tanto en el interior como en el entorno del inmueble. Las quejas a la dirección de la biblioteca pública han versado sobre diferentes incidentes, desde casos de acoso hasta agresiones en el baño que han acabado en forma de pelea en la calle; desde robos hasta reclamaciones a los trabajadores, pasando por encuentros sexuales de jóvenes en un archivo; y desde insultos proferidos en el exterior por una persona sin techo hasta los desperfectos que generan los botellones que, de manera especial los fines de semana, se producen en la parte baja del edificio.
Desde la Consejería de Cultura del Gobierno de Canarias se aseguró ayer que no podían entrar a confirmar caso por caso estos hechos, pero se reconoció que «existe un problema de seguridad» al que se va a hacer frente en breve. Así, las fuentes consultadas por este periódico confirmaron que el departamento que dirige la consejera Inés Rojas ha tomado la determinación de contratar un servicio de vigilancia privada para acabar con los problemas de inseguridad que afectan al inmueble.
Por el momento se ha buscado ya una partida para adjudicar el servicio de seguridad hasta que acabe el año. Y la intención es incluir los fondos necesarios para mantenerla en 2015 dentro de los presupuestos del próximo año. Desde el Ejecutivo autónomo se indicó que no se tiene constancia de denuncias, si bien se confirmó que en varias ocasiones se ha llamado a la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, sobre todo en los casos de botellón y en el de una persona sin hogar que se dedicaba a insultar a los usuarios del edificio.
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