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17 de febrero de 2016

JAÉN: Las cooperativas de Úbeda contratan a vigilantes de seguridad para hacer frente a los hurtos

La última aceituna se protege en el tajo con guardias de seguridad

Tres de los vigilantes de seguridad contratados por los cooperativistas de Úbeda posan con el vehículo todoterreno en un olivar durante las labores de vigilancia. (Jesús Delgado)

La Comandancia aún carece de datos oficiales, pero la gente tiene la sensación de que existen muchos robos de aceituna. Oficialmente, la Guardia Civil indica que, cuando acabe la campaña, se hará balance en la Subdelegación. Sin embargo, los guardias que patrullan los pueblos afirman que este año hay más amigos de lo ajeno en los tajos. Los olivareros creen lo mismo. Algunos acuden a los cuarteles para denunciar los robos. Los hay, incluso, que en más de una ocasión. Otros, ni siquiera eso. Se cabrean cuando ven que la aceituna que tenían en las ramas o en el suelo ya no está.

Ignacio Diez es vigilante. Pertenece a la empresa Sansegur Seguridad, que ha recibido el encargo de vigilar una amplia extensión de fincas de La Loma —de los términos de Úbeda, Sabiote y hasta Torreperogil—. Los socios de las cooperativas La Unión, Santa Eulalia, La Carrera y Virgen de Guadalupe no quieren que le roben la aceituna. Por eso, pagan a seis guardias de seguridad, que se mueven en tres vehículos, por sus olivares. No es el primer año, pero ahora se han tenido que incrementar los medios porque tienen la sensación de que existen muchos robos y que, también, la Guardia Civil no tiene ojos en todos lados.

“Nos movemos por los tajos. Si no conocemos a las personas que recogen, les pedimos la documentación y verificamos que están en una parcela de su propiedad o, lo que es lo mismo, que no se apropian de lo ajeno”, afirma Ignacio Díez. Sabe que los robos se producen por el día y por la noche, pero su experiencia le hace establecer unos patrones: “Las noches de luna llena tenemos más cuidado. Hay que estar atentos porque existe más luz y son propicias para que se produzcan hurtos. No obstante, hay otros que se producen a pleno día”. Tanto Ignacio Diez como sus otro cinco compañeros conocen bien el terreno. Se lo patean todos los días e, incluso, tienen bastante claro de quiénes son los olivos. Asimismo, los agricultores tienen sus teléfonos. Si ven algo raro, los llaman para que acudan. “No podemos decir que no se haya producido robo alguno. Resulta imposible ser efectivos al 100%, pero sí que se han realizado bastante pocos. La gente sabe que estamos rondando por el campo y, además, que nos avisan. Creo que otros olivareros deberían tomar este ejemplo porque da buenos resultados. De hecho, cada vez existe menos Guardia Civil, por lo que los servicios de guardería o de vigilancia son efectivos”, concluye Ignacio Díez.

LOS AGRICULTORES. Los olivareros tienen muy claro que la última aceituna es la que más “se pierde”. “Siempre que acabo más tarde, veo que me tocan. Ese es uno de los riesgos que tenemos que asumir”, afirma Ángel Carrascosa, un agricultor que tiene su explotación olivarera en la capital jiennense y en el término municipal de Jimena. Precisamente, esta es una ley no escrita que los agricultores tienen grabada “a fuego” en la cabeza: “En las últimas semanas de campaña es cuando se llevan la mayoría de la aceituna”. Sus representantes no se olvidaron de esta premisa que rige en el campo de Jaén. Por eso, en la reunión que mantuvieron con el subdelegado, Juan Lillo, y con los miembros de las fuerzas de seguridad fueron rotundos: “Todavía hay gente que no ha acabado de recoger el fruto, por lo que la rebusca se debe de mantener hasta el 1 de marzo”. En cambio, no hay mucha gente que ya lleve aceituna a la almazara. Se ve a alguno, pero casi todos han terminado. Pero mezclar la rebusca con el final de la campaña de algunas fincas se interpreta como facilitar los robos en las explotaciones. “Dicen que están rebuscando, pero vienen a robarte”, afirman los agricultores.

José Consuegra es el presidente de la Cooperativa La Unión de Úbeda, una de las más grandes de la provincia. “Los socios hemos optado por, en estos días, incrementar el sistema de vigilancia. Son seis hombres que se dan vueltas por el campo para detectar robos. Si los encuentran, llaman a la Guardia Civil. Muchos dicen que van a rebuscar, pero, en realidad, los ves con sus mantones dispuestos a quitarte la aceituna. El sistema de seguridad lo pagamos los socios y estamos mucho más tranquilos. Robos cero resulta imposible. Alguna vez sí que nos quitan, pero sí que se reducen bastante”, manifiesta.

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