El vigilante de seguridad armado solo con porra ya no es suficiente.Las empresas de seguridad privada se renuevan para aumentar la eficiencia de un mercado cada vez más exigente. “El sector se transforma, y el vigilante evoluciona hacia un especialista de seguridad con más herramientas. Hoy lleva un smartphone con las aplicaciones de control, pronto llevará wearables, y el terminal de gestión de los drones que vigilarán espacios inaccesibles para él. Hemos desarrollado sofisticados sistemas basados en la tecnología para aumentar la seguridad, pero por sí solos no suplantarán a la personas”, cuenta Zacarías Erimias, consejero delegado de Securitas España. Se trabaja con drones que, por ejemplo, vigilarían las líneas AVE para evitar atentados en las vías.
“Las empresas privadas de seguridad vigilamos las infraestructuras críticas de los países. Somos la primera barrera de los aeropuertos, los puertos, los trenes, las centrales de energía y los depósitos de agua, y para ello trabajamos coordinados con las fuerzas de seguridad de los países. Además, damos ciberseguridad, recogemos y gestionamos el efectivo de las oficinas bancarias, los centros comerciales y las empresas, y ponemos las alarmas en los hogares y los negocios”, cuenta José María Pena, director general de Soluciones Integrales de Seguridad de Prosegur España, la única empresa del sector que da todos los servicios en España y también en Latinoamérica.
Liderazgo europeo
La industria de la seguridad privada facturó 3.384 millones de euros en 2014 El cambio se produce en toda Europa, y los representantes sectoriales de los países sientan las bases para hacerlo en el seno de la Confederación Europea de Servicios de Seguridad. “Europa lidera la seguridad privada global. El gigante español Prosegur (factura 3.783 millones de euros en 17 países) es la tercera compañía del mercado mundial, tras la sueca Securitas (7.647 millones de euros en 53 países) y la británica G4S (8.621 millones de euros en 100 países). Ellos diseñan el futuro en sus laboratorios de I+D”, asegura el portavoz de Aproser, la asociación española de las grandes empresas. Freedonia explica la importancia de un mercado que “crece por encima del 7% y llegará a 193.0000 millones de euros en 2016, impulsado por la creciente urbanización, el crimen y el terrorismo”.
La seguridad privada española está dominada por dos de los tres líderes mundiales, son Prosegur y Securitas, que suponen el 38% de la facturación del mercado. Securitas Direct y Eulen son los otros dos gigantes, y la suma de los cuatro es el 60% del sector. La razón de su tamaño es la investigación realizada en sus laboratorios de I+D. Gracias a ello, “el mercado de la seguridad española en un modelo europeo, junto con los países nórdicos y los del Benelux. Su respuesta a la crisis fue desarrollar sistemas más seguros y eficientes, y eso ha acelerado la transformación del negocio de la seguridad en España”, afirma el portavoz de Aproser. El mercado de la seguridad privada facturó 3.384 millones de euros en 2014, y tiene tres grandes áreas: vigilancia es la mayor (2.121 millones de euros), sistemas y alarmas (973 millones), y transporte de fondos (290 millones). Hay 75.650 vigilantes de seguridad en activo.
El sector, pese a las abultadas cifras, acumula una caída de la facturación del 24% desde 2008. Han cerrado empresas, sobre todo las pequeñas (hay 1.539 firmas, el 83% no llega a 50 trabajadores, son instaladores, y solo 12 tienen más de 5.000). Además de competir con nuevos servicios, las grandes han aguantado el tirón gracias al recorte de las plantillas, dado que los contratos de trabajo van subrogados a los contratos de los clientes. Es la explicación por la que ni Prosegur, ni Securitas ni Securitas Direct han llegado a números rojos, y Eulen solo los ha sufrido en 2012 y 2013.
José Luis Illana, director de Soluciones Integrales de Valores y Efectivo de Prosegur en España lo explica: “El número de servicios solicitados por los clientes y el cierre de oficinas bancarias ha caído. Para paliarlo, hemos desarrollado nuevos servicios como la gestión integral de los cajeros automáticos, soluciones integrales de control, o la recaudación y gestión del efectivo en nuevos sectores”. El esfuerzo ha dado sus frutos. El mercado ha rebotado en 2015, y se prevé que el año cierre con un crecimiento del 1,25%. Aunque ha pasado el calvario, Prosegur, Securitas y Eulen mantienen la investigación para multiplicar los ojos de los vigilantes y conservar su liderazgo. De forma paralela, dan cursos de formación a sus vigilantes, y contratan a personal muy cualificado, incluso ingenieros.
Nueva vigilancia Los principales cambios se producen en el área de vigilancia. Prosegur, Securitas y Eulen ya ofrecen drones equipados con cámaras de vídeo y de fotos con visión nocturna, tienen una autonomía de 50 kilómetros. Las cámaras de videovigilancia y los sensores son activos, saltan a las pantallas de los vigilantes cuando detectan cambios. “Las empresas pueden dedicarse con tranquilidad a su negocio, y dejar su seguridad en otras manos. La tecnología alimenta las amenazas terroristas, pero a nosotros nos sirve para ser más eficientes. Damos soluciones integrales, y esto es gracias a la coordinación de las labores de vigilancia. En los centros de seguridad convergen la ciberseguridad y la inteligencia, la central receptora de alarmas, la videovigilancia y los controles de acceso (hasta por huella o reconocimiento facial)”, explica Luciano Valladares, director de Eulen Seguridad.
Incluso los sistemas de alarmas caseros y de los pequeños negocios han evolucionado. Securitas Direct, que con unas ventas de 397 millones de euros tiene casi el 40% de este segmento de mercado, no ha parado de crecer en la crisis. “Invertimos 17 millones de euros en desarrollar la red UNB, basada en tecnología militar, que es inviolable hasta para los inhibidores de frecuencias. Incorpora cámaras de alta resolución para guardar en la nube las imágenes de los intrusos”, cuenta Ángel Piorno, director de I+D de Securitas. Un problema es “la inseguridad jurídica, la competencia desleal y el intrusismo, rebajan los precios hasta llevar al límite la rentabilidad. Cambiar esta situación es imprescindible para mantener la investigación que nos tiene en el liderazgo mundial”, pide el portavoz de Aproser.
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