Este jueves se ha celebrado el acto de conciliación entre la empresa de seguridad y su escolta. No hubo acuerdo. La baronesa, demandada por acoso laboral, se enfrenta a 300.000 euros de multa
“No tengo nada que ver en tu despido. De veras. Siempre me he llevado bien contigo y quiero que sepas que no he dado ninguna instrucción a mis abogados. Tampoco le he dicho nada a mi madre”. Borja Thyssen circulaba por la calle Rubén Darío de Madrid hace unos días. Vio al demandante, quien fue la sombra de su madre durante casi 9 años, y decidió parar a hablar con él. A sus oídos había llegado que él podría estar tras la caída en desgracia del escolta. “No ha sido así”, le aseguró Borja.
Este jueves se ha celebrado en la plaza de los Cubos de Madrid el acto de conciliación entre el trabajador despedido y Casesa, la empresa de seguridad de Carmen Thyssen. Un nuevo acto de una dramaturgia judicial que comenzó a escribirse el pasado 26 de enero con la presentación de una demanda por acoso laboral, ya admitida a trámite. Y ayer las espadas continuaban igual de afiladas, nos explica el abogado del escolta, Víctor Valladares: “Al no llegar a un acuerdo, presentamos una demanda por despido nulo. Reclamamos el derecho de indemnidad: cuando mi cliente presenta la anterior demanda por reclamación de cantidad y resulta despedido, se vulnera su derecho a la tutela judicial efectiva. Y eso es nulo. La empresa se enfrenta a la readmisión de mi cliente y la restitución de los salarios dejados de percibir”.
En total, la baronesa y su empresa de seguridad se enfrentarán en los próximos meses a un total de seis acciones judiciales: demandas por despido nulo, acoso laboral, reclamación de horas extraordinarias, de horas nocturnas, otra por vacaciones y una querella que ahora mismo está recurrida en reforma. Casesa pagaba al escolta y a Casesa le paga Carmen Thyssen. De hecho, según consta en la demanda por acoso, al escolta no lo despidió Casesa sino el representante de la Tita Cervera, también demandado, obedeciendo una orden directa. “No vuelvas tras el permiso de paternidad. La señora Thyssen no quiere”.
Demandas por más de 300.000 euros ¿Cuánto debería pagar la baronesa si el escolta triunfa en juicio? La suma final de este alud de demandas será de 300.000 euros. Carmen Thyssen solo figura en la de acoso laboral y ahí le correspondería la parte proporcional de 60.000 euros. Sin embargo, si su empresa de seguridad no pagó al empleado lo que legítimamente le correspondía para ser más competitivos ante tan prestigioso cliente, ¿a quién cree el lector que repercutirá la factura si pierde en juicio? Esto nos lleva al punto clave. Qué cobró y qué debería haber cobrado el escolta despedido. “El convenio de seguridad privada marca una jornada laboral de1.782 horas anuales. Lo que exceda tiene consideración de horas extraordinarias. Y se pagan bastante mejor. Pues bien, trabajó 6.400 horas. Está todo documentado. Ahora divide: salen a 18 horas diarias y alrededor de 142.000 euros que debería haber cobrado”. Y nos referimos solo al último año: las reclamaciones de cantidad tienen un período de prescripción efímero. Las de los otros ocho años están perdidas.
Tal era el grado de confianza que le merecía a la baronesa, que el escolta estaba empadronado en la misma casa que Carmen Thyssen, en su mansión de La Moraleja, en Madrid. Casi nueve años pegado a ella. Oyéndolo todo. Viéndolo todo. Callándolo todo… Dejaron de contar con él cuando se encontraba en permiso de paternidad. La causa no fue pérdida de confianza entre empleador y empleado. Según cree la parte demandante, un padre primerizo difícilmente aceptaría continuar 18 horas cobrando menos de lo que debiera. De pronto, la sombra de la baronesa fue prescindible.
Finalmente, queda una querella que podría hacer mucho más daño a la baronesa. Su representante ofreció al escolta el puesto de director de seguridad del Museo Thyssen en enero de 2016, cuando se jubilase el actual, saltándose así todas las normas legales conocidas, asegura el demandante. Un puesto creado ad hoc y al margen del concurso público preceptivo. Y eso puede revestir un presunto delito. Si esa querella, inicialmente inadmitida pero recurrida en reforma, resulta finalmente admitida a trámite, los 300.000 euros de la vía civil serán la más suave de las pesadillas de Carmen Cervera.
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