Esta madrugada, 29 de marzo, comenzará oficialmente el horario de verano, con el cambio de hora. Habrá que adelantar el reloj y a las 2.00 serán las 03.00 horas.
El cambio supone un ahorro potencial estimado de energía que podría alcanzar el 5%, según estimaciones del Instituto de Diversificación para el Ahorro Energético (IDAE). El adelanto de la hora está fijado por una Directiva Comunitaria del año 2000, por lo que rige en el conjunto de la Unión Europea el «cambio de hora». El cambio de hora se generalizó de forma desigual desde 1974, a raíz de la primera crisis del petróleo, por la que algunos países decidieron adelantar sus relojes para aprovechar mejor la luz solar yconsumir menos electricidad en iluminación.
En España y la Unión Europea se aplica desde 1981 con una Directiva que ha sido renovada cada cuatro años hasta que en el año 2001 se consolidó su carácter indefinido. El cambio se realiza el último domingo de marzo y el horario estival se mantiene hasta el último domingo de octubre, cuando volverá a regir la hora «normal» o de invierno y se deberá retrasar una hora. La UE entiende en su Directiva que este cambio contribuye al «buen funcionamiento» de algunos sectores, como los de transportes y de comunicaciones, pero también otras ramas de la industria y, por ello requiere una programación a largo plazo.
Para IDAE, tras analizar «exhaustivamente» las repercusiones, la medida tiene impactos «positivos» no solo sobre el ahorro sino sobre otros sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo y los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio. En concreto, el potencial de ahorro de iluminación en España por el cambio de hora puede llegar al 5 por ciento del consumo eléctrico en iluminación, un dato que equivale, según los precios de 2014, a unos300 millones de euros, de los que 210 se ahorrarían en edificios del sector terciario y la industria y de 90 millones en las viviendas, es decir unos 6 euros por hogar.
En este contexto, el IDAE recomienda «contribuir» al ahorro energético durante todo el año haciendo un «uso inteligente» de la iluminación y propone seguir pautas o hábitos que pueden permitir un ahorro de hasta 100 euros al año «sin renunciar al confort». Finalmente, aconseja aprovechar la luz natural; acordarse de apagar la luz cuando se salga de una habitación; usar bombillas de bajo consumo y lámparas LED como alternativa eficiente a las lámparas halógenos; usar iluminación localizada; decorar las viviendas con colores claros; limpiar con regularidad las fuentes de luz; usar reguladores electrónicos de flujo para las halógenas; acordarse de los tubos fluorescentes en baños, cocinas, trasteros y garajes e instalar detectores de presencia en zonas de paso.
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