Los restauradores denuncian que los ambulantes acceden a sus negocios para ofrecer bebidas o productos falsificados al margen de tributos y obligaciones
Los empresarios de restauración del paseo del Born, los de la zona de discotecas del paseo Marítimo y los chiringuitos de las playas barcelonesas han contratado vigilancia privada para disuadir conductas “impropias” en sus locales y en las terrazas de estos. Los controladores, sobre todo, “marcan y desgastan” a los lateros y manteros que hacen el agosto con los supuestos clientes de estos empresarios. Los restauradores denuncian que los ambulantes no tienen escrúpulos en acceder a sus negocios o a las inmediaciones de estos y ofrecer bebidas o productos falsificados al margen de tributos y obligaciones.
Josep Carbonell tiene la concesión de tres chiringuitos en las playas de Sant Sebastià, Nova Mar Bella y Bogatell. Hace años que se dedica a la restauración y denuncia que cada vez es más complicado “ganarse la vida”. “El problema principal que tenemos es que el Consistorio está continuamente limitándonos el espacio mientras vemos como las mafias de mojiteros actúan impunes en las playas a costa de nuestros clientes”.
El Ayuntamiento de Barcelona ha dado la concesión a 15 chiringuitos esta temporada de playas. Solo tres de ellos no disponen de servicio de hamacas y sombrillas. El cliente contrata el alquiler de estos artilugios en el chiringuito y, además, como la zona de hamacas está junto al bar, los camareros pueden servir comida y bebida mientras turistas y vecinos toman el sol. “Hemos tenido que contratar vigilantes porque los mojiteros accedían a nuestra zona y se ponían a vender bebida a nuestros clientes. Si les decías algo se ponían violentos y no nos ha quedado otra elección que contratar seguridad”, sostiene Carbonell. El empresario asegura que en las zonas donde el chiringuito no está aparejado a una concesión de hamacas es todavía más conflictivo. “En teoría nosotros podríamos ofrecer nuestros productos a los clientes que están frente al chiringuito. Hemos desistido porque las mafias de vendedores nos tienen atemorizados. Es una verdadera competencia desleal que encima es insalubre y peligrosa y está lejos de cumplir los controles sanitarios que nos exigen”, subraya. “Estamos trabajando ahora con el Ayuntamiento y la Guardia Urbana para poder tener nuestra propia seguridad y así preservar nuestros negocios y también ayudar en la lucha contra los carteristas y los delitos que se realizan en nuestras playas”, recalca Carbonell.
La concejal de Ciutat Vella, Gala Pin, sostuvo ayer que el Consistorio es favorable a estas iniciativas ya que no se “solapan con las funciones de la Guardia Urbana”. Obviando que los empresarios han contratado seguridad para luchar básicamente contra los lateros, Pin señaló que es una buena noticia para los vecinos que el sector turístico busque contener las molestias.Hace un par de semanas que la empresa de vigilancia Blau Control se encarga de realizar una función de control del paseo del Born. Uno de los responsables de la empresa, Marcelo Sánchez, asegura que todo comenzó cuando una docena de locales contactó con Blau Control por las problemáticas que encontraban cada fin de semana en las puertas de sus establecimientos. “Ahora realizamos en el Born labores de lo que nosotros llamamos agentes cívicos. Nuestra función es disuasiva. Si estamos allí nosotros, los lateros no acceden, no ofrecen su mercancía a los clientes de nuestros locales y mantenemos la zona pacificada”, argumenta Sánchez. Los vigilantes de Blau Control solo velan por esta arteria de ocio los viernes y sábados que es cuando más gente acude a los locales.
La iniciativa de los empresarios del Born es similar a la que en 2017 pusieron en marcha siete empresas que contrataron vigilantes para realizar patrullajes en la zona del paseo Marítimo de la Barceloneta para acabar con las molestias no solo de los lateros sino también del ruido y de la prostitución.
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