Los Vigilantes de Seguridad tendrán desde este mes su propia fiesta. Según una publicación en el Boletín Oficial del Estado que refleja una orden del Ministerio del Interior. La fiesta de la Seguridad Privada será el 21 de mayo. Según el Ministerio del Interior, la seguridad privada representa en España un importante apoyo en auxilio y colaboración de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a las que complementa en la misión de proteger los derechos y libertades que garantizan nuestras leyes y garantizar la seguridad ciudadana.
La seguridad privada está presente en distintos ámbitos, tanto públicos como privados, dotando de protección y seguridad a domicilios, edificios e infraestructuras, “convirtiéndose en instancia coadyuvante e indispensable para la prevención del delito y la protección de personas y bienes”, según señala la orden ministerial.
Resulta irónico que un sector que ha esperado más de diez años para que se le devuelva, de manera incompleta, el carácter de agente de la autoridad pueda ser agredido al finalizar su jornada laboral sin que sea considerado más que una falta leve, que tengan que esperar tres meses para recibir el pago de las horas extraordinarias que realizan cada mes y que no sean capaces de recuperar la profesionalidad y el prestigio que han perdido hace años, pero que el Gobierno “preocupado en reconocer la trascendental labor desarrollada por la seguridad privada e impulsar la divulgación de su utilidad social, sensibilizando a la sociedad sobre su contribución a la mejora de la seguridad común como colaborador indiscutible de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad” se invente una fiesta nacional para que se sientan arropados.
Mejor haría el Gobierno en dejarse de fiestas y meter mano a los chanchullos de las empresas de seguridad que con una mano golpean la mesa pidiendo que se luche contra el intrusismo y con la otra contratan servicios para que trabajen sus ilegales auxiliares de seguridad. Mejor haría en meter mano a los sindicatos, que en lugar de luchar por los profesionales pactan con las empresas y ven remunerada su dedicación a golpe de talonario o subvención. La Seguridad Privada aún tiene muchos problemas, pero no se arreglan con una fiesta absurda y que nadie ha pedido.
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