Los vigilantes lograron reducir al interno, pero en el forcejeo sufrieron lesiones leves dos de ellos. El presunto autor de los hechos es un sirio de 32 años, que ha sido detenido. Hasta cinco vigilantes fueron necesarios para frenar a este inmigrante, dos de los cuales sufrieron diferentes lesiones leves por las que tuvieron que recibir asistencia sanitaria.
El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla fue escenario el pasado miércoles de uno de los incidentes más graves de los últimos tiempos. Uno de los más de 1.500 extranjeros que residen actualmente en el centro fue detenido por intentar atacar a los vigilantes de seguridad armado con un cuchillo de cocina. Según han relatado testigos del suceso, el inmigrante, que estaba fuera de sí, fue claramente a dar a los guardias que se encargan de controlar el CETI, uno de los epicentros de la inmigración en la ciudad desde hace años. No lo consiguió, pero dos de los vigilantes resultaron lesionados en el forcejeo para reducir al interno, que ha sido detenido por un presunto delito de homicidio en grado de tentativa. EL MUNDO ha podido saber que se trata de un inmigrante sirio de 32 años.
Este inmigrante, por razones desconocidas, estaba bastante exaltado cuando ocurrieron los hechos, el miércoles a las siete de la tarde. Aún no había oscurecido y el centro, como siempre, era un constante ir y venir de niños, mujeres y hombres de diferentes edades, etnias y orígenes. Según ha informado la Guardia Civil, este individuo, en un momento dado, intentó agredir a un trabajador del servicio de limpieza del CETI con un recogedor.Los vigilantes de seguridad mediaron entonces para tranquilizarlo y conseguir que depusiese su actitud agresiva contra el empleado, por lo que se llevaron al inmigrante a la sala de control del centro con la intención de identificarlo. Pero dentro de la sala, de manera sorpresiva, este individuo sacó un cuchillo de cocina con el que intentó autolesionarse. Cuando los vigilantes de seguridad trataron de evitarlo, el inmigrante se abalanzó violentamente sobre ellos cuchillo en mano "con la clara intención de agredirles con el arma blanca". Quienes presenciaron la escena aseguran que el individuo "iba a dar" a los agentes, que al final pudieron reducirlo sin que llegara a herirles con el cuchillo.
El CETI requirió entonces la presencia de la Guardia Civil, que acudió con varias patrullas que detuvieron al presunto autor del altercado, el cual presentaba "un alto grado de exaltación y agresividad" cuando llegaron los agentes. No se tranquilizó hasta que fue atendido por un médico y le fue suministrado un calmante, tras lo cual pudo ser detenido y trasladado a los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil. Ayer pasó a disposición judicial como presunto autor de un delito de homicidio en grado de tentativa.
La situación del CETI El incidente es el más grave de los que se recuerdan en los últimos años en el CETI de Melilla, donde otras veces anteriores ha llegado a haber algún intento de motín contra los trabajadores. La idiosincrasia del centro, donde conviven cientos de personas de diferentes orígenes que llegan a Melilla huyendo de situaciones dramáticas, es una de las razones que convierten al CETI en una olla a presión a la que tampoco ayuda la permanente saturación. Trabajadores y voluntarios tratan de contener la situación dispensando el mejor trato humanitario posible, aunque la realidad es que el centro alberga actualmente más de 1.500 inmigrantes, mayoritariamente refugiados sirios.
La ocupación lleva años por encima del doble de su capacidad máxima, que tras una reciente ampliación es de unas 600 plazas. El Gobierno ha empezado ya las obras para duplicar esta cifra e intentar adecuar el centro al nuevo perfil de los inmigrantes acogidos, muchos de ellos familias sirias con hijos pequeños. Antes de que el éxodo sirio se hiciera patente en Melilla, la mayoría de los inmigrantes que habitaban el CETI eran solteros subsaharianos que querían llegar a Europa en busca de una vida mejor. Hoy este colectivo es una clara minoría frente a la dimensión de la crisis de los refugiados. Los subsaharianos ni siquiera llegan al centenar, frente a los 1.200 sirios que esperan en Melilla su traslado a la península.
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