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20 de junio de 2014

MELILLA: Vigilantes del CETI reciben un adelanto, ropa nueva, pinganillos y hasta walkies

La mayoría de la plantilla de Serramar en Melilla pasa a formar parte de la multinacional GSI.

Todo apunta a que el cambio es para bien. La renuncia de Serramar al contrato público de vigilancia del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla ha sido recibida como agua de mayo entre los vigilantes de la ciudad a los que la empresa debe las pagas de abril y mayo pasado, sin contar los continuos retrasos en el abono de los sueldos durante el último año.

GSI, la nueva compañía que se ha hecho cargo del servicio de vigilancia del CETI, ha venido a poner las cosas en su sitio y a mostrar a sus empleados que otra forma de trabajar es posible.
Para empezar, la multinacional que emplea en México a 3.000 vigilantes de seguridad, ha repartido uniforme de verano (polo y botas de campo) a los trabajadores del CETI, que hasta ahora sólo disponían de un uniforme “de salir” que no ellos consideran que no está acorde a las condiciones del centro.

Pero ahí no quedan los cambios. GSI también ha entregado pinganillos y ‘walkies’ nuevos a los trabajadores del CETI. Sin embargo, lo que de verdad ha sorprendido a la plantilla ha sido el acceso a una página web a través de la cual pueden contactar con los directivos de la empresa, con el resto de trabajadores de al compaía y además solicitar el adelanto de nóminas, algo que algunos vigilantes de Melilla ya han hecho, habida cuenta de que llevaban dos meses sin cobrar. La situación de estos cerca de 40 trabajadores difiere mucho de la de los otros 10 que se han quedado con Serramar en el servicio de vigilancia del Centro de Día, el Imserso y dos obras.

Los que se quedaron fuera Para esta parte minoritaria de la plantilla pintan bastos. Quizás por eso, los perjudicados temen que la lucha sindical por el pago de las nóminas decaiga ya que los representantes de UGT han quedado en el CETI y para ellos, la situación es totalmente distinta. Fuentes sindicales consultadas por El Faro consideran que estos temores son infundados y explican que no organizan manifestaciones porque los trabajadores acordaron que tras las protestas en la puerta del CETI se pasaría a las reclamaciones de cantidad que ya están realizando de manera individual trabajadores y ex trabajadores de Serramar. Los representantes sindicales habían dado de plazo a esta empresa hasta el 15 de este mes para que abonara los atrasos. El pasado martes los diez trabajadores que se han quedado fuera de GSI recibieron la mitad de una nómina y tres empleados del CETI los sueldos completos, según las fuentes de UGT consultadas.

Desde el comité de empresa animan a los trabajadores que continúan con Serramar a no bajar la guardia, pese al impago de sus nóminas. “Con el cambio de la Ley de Seguridad ahora somos agentes de la autoridad y si abandonamos el servicio, nos pueden retirar la chapa (la licencia), que sólo un juez puede devolver”, recalcan. El mismo consejo vale para los vigilantes del CETI que siguen sin cobrar los atrasos de Serramar. “Si hay que ir a la enfermería o trabajar el día que hay un salto a la valla, hay que hacerlo. No podemos bajar el ritmo de trabajo ni podemos despistarnos ni un minuto. Hay que mantener el principio de autoridad porque los inmigrantes son muchos y nosotros sólo somos nueve por turno”, señalan desde el comité de empresa a El Faro.

Un problema endémico de las empresas españolas Fuentes sindicales de Serramar en Melilla tienen poca esperanza en que el conflicto entre empresa y trabajadores se resuelva. Según explicaron ayer a El Faro, los vigilantes que la compañía tiene en Melilla están sufriendo un problema endémico de las empresas españolas, que cuando se quedan sin liquidez prefieren pagar su deuda al Estado, pero con el dinero de los trabajadores. “Se ponen al día con Hacienda y dejan de pagar los sueldos a los empleados”, señalaron a El Faro. Por eso creen que es muy difícil solucionar un asunto que se ha enquistado en la ciudad. Serramar lleva ya más de un año pagando con retraso a sus vigilantes en la ciudad. Algunos empleados que continúan con la compañía después de que ésta renunciara al contrato de vigilancia del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla se han puesto en contacto con los responsables de la empresa y éstos no contestan. La promesa de salvar Serramar “cueste lo que cueste” hace aguas.

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