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2 de septiembre de 2022

Una vida salvada gracias a la rápida actuación de un vigilante de seguridad en Santiago


El arranque de la jornada expositiva de O esplendor do Camiño del pasado lunes estuvo marcado por el auxilio que Pablo Nieto, vigilante de seguridad de esta muestra expuesta en el Pazo de Fonseca, corrió a proporcionarle a un hombre que se estaba causando autolesiones con unas tijeras en las proximidades de la entrada del edificio.

Afortunadamente, gracias a la ayuda de uno de sus compañeros y a la asistencia de los presentes, rápidamente se pudo dar parte a los servicios de emergencias, que no tardaron en llegar para trasladar al herido, una vez hubo soltado las tijeras, sin que hubiera que lamentar lesiones del resto de presentes. A las 11.00 horas de hoy tendrá lugar en Fonseca un acto de reconocimiento público a Pablo a cargo de Ourives de Compostela, entidad organizadora de la muestra expuesta en el pazo.

Sucedió a las ocho de la mañana, hora a la que llegan a Fonseca los vigilantes de seguridad de la Universidade. Sin embargo, explica el presidente de Ourives de Compostela, Lisardo Núñez, aquellos que responden ante la dirección de la propia exposición ya estaban en el lugar con anterioridad, caso de Pablo Nieto. Cuando llegaron los guardias de la USC, Pablo se asomó por la puerta y fue entonces cuando vio a un hombre, al otro lado de la plaza, que se encontraba con los pantalones bajados mientras, aparentemente, orinaba en la esquina de la rúa. Nieto se acercó a él, con intención de darle una llamada de atención, y al aproximarse se percató de que lo que estaba haciendo era infligirse cortes en diferentes partes de su cuerpo con unas grandes tijeras, explica Lisardo Núñez, mientras un reguero de sangre emanaba de sus heridas.

Pablo le pidió en repetidas ocasiones que soltase la tijera pero, dado que el hombre se limitó a ignorarlo mientras continuaba causándose heridas, el guardia se vio en la necesidad de responder con presteza y optó por darle un toque en la muñeca para que la dejase caer, acto frente al cual no opuso resistencia. Mientras tanto, David Brea, compañero de Pablo, corría hacia el Obradoiro para avisar a los agentes policiales que allí se encontraban, así como al servicio de emergencias sanitarias. Frente a Fonseca, un peregrino que pasaba por el lugar anunció ser enfermero y cuidó del herido, que aún sangraba con intensidad, hasta que una ambulancia lo trasladó a un centro hospitalario sin que nadie más recibiera daños. Tras realizársele análisis, el hombre no dio positivo en sustancias, por lo que una de las hipótesis es que sufriese alguna clase de brote psicótico, apunta Lisardo.

Asimismo, Núñez destaca el hecho de que Pablo actuó no por obligación, pues no se trataba de un caso bajo la jurisdicción de los vigilantes de la muestra, sino de motu propio ante la urgencia de ayuda por parte de esta persona. Algo que suponía un riesgo para él por la incerteza de cómo respondería el hombre o de que portase algún otro arma u objeto peligroso; caso que, por suerte, resultó no darse.

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