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2 de febrero de 2020

PALMA DE MALLORCA: El submundo de la Intermodal


Trapicheos y consumo de drogas son los problemas más habituales, según la Policía Nacional

Una nueva agresión a un vigilante y denuncias públicas sobre encuentros sexuales con menores cuestionan la seguridad en la estación de la plaza España

Es media tarde y un olor pestilente emana desde los aseos de la Estación Intermodal, situados junto al supermercado. Una señora se queja de la suciedad y una trabajadora le da las explicaciones pertinentes: "Hay un hombre que entra en el baño de mujeres y hace sus necesidades en el suelo".  Como esta, mil historias podrían contarse de lo que pasa en la Intermodal de la plaza España en un día cualquiera. Esta misma semana, un joven tuvo que ser reducido por los vigilantes de seguridad y en ese forcejeo acabó rompiéndole un diente a uno de los guardas. Los casos de menores fugados de centros de acogida y que acaban siendo prostituidos también han sacado a relucir que esta estación es lugar de encuentro entre jóvenes y adultos que buscan sexo y les pagan por ello. Una educadora que trabaja en un centro socioeducativo reconoce que cuando hay un "no retorno" de algunos de los chicos, este es un "punto caliente".

"Hace poco, un educador nos avisó de que había tres chicas que se habían fugado de un centro y que estaban aquí. Las retuvimos hasta que llegó la Guardia Civil", cuenta uno de los vigilantes de la Intermodal. Identificar a estos jóvenes que se han escapado no les resulta sencillo. "Si no te lo dicen, no lo puedes saber. Van bien vestidos y tienen una pinta normal", añade el guarda. A otros habituales de la Intermodal sí los tienen identificados y en cuanto los ven, los 'invitan' a irse de la estación antes de que pueda haber algún incidente. "Hay carteristas, proxenetas, pederastas, ladrones, puteros, grafiteros...", enumera un trabajador de Trablisa, que durante el turno lleva un chaleco anticorte. Hay un motivo para ello, entre las muchísimas personas que pasan por el torno a diario, hay quienes han intentado acceder a los trenes con machetes, cuchillos, martillos..., cuentan. No es algo nuevo: "Tras identificar a un grupo incautamos un martillo maza y una navaja", informaba la Policía Local en un tuit hace ya dos años.

En enero de 2018, la Policía Nacional anunció que incrementaba la vigilancia con agentes de paisano. De hecho, tienen un acuerdo con SFM para reforzar la seguridad en los trenes. El inspector jefe Gustavo Cervero, responsable del Grupo Operativo de Respuesta (GOR) de la Policía Nacional, considera que la Intermodal "no es conflictiva, en comparación con estaciones de Madrid" que él conoce. Los agentes pasan por la estación de plaza España "prácticamente todos los días", por la mañana y por la tarde, además de responder a las llamadas de los vigilantes privados, cosa que suele ocurrir "al menos una vez a la semana". En cuanto a qué se encuentran allí y en el parque de ses Estacions, Cervero indica que se trata de consumo de drogas, jóvenes que trapichean o consumen, e indigentes que se emborrachan y se enfrentan a los vigilantes. "Hace años había robos con violencia e intimidación entre menores", menciona el inspector jefe, dando por extinguido ese problema.

En cuanto a si hay menores que acceden a mantener sexo a cambio de dinero, Cervero comenta: "No digo que no lo pueda haber, pero nosotros no lo hemos detectado. El trasiego de gente es bastante importante y yo suelo decir que la realidad supera siempre a la ficción". El policía también matiza que la Intermodal, con salidas de emergencia, ascensores y conexiones con el aparcamiento "es un laberinto". Las cifras oficiales indican que pasan por este sitio 6,5 millones de viajeros en un año, casi 18.000 por día, a los que habría que sumar los ciudadanos que pisan la estación para ir al supermercado o a alguno de los comercios.

Seguridad privada La vigilancia en la Intermodal está en manos de dos empresas: Trablisa, contratada por SFM para supervisar de tornos para adentro (zona de andenes y trenes) y Salzillo, contratada por el Consorci Transports Mallorca, para el resto de las instalaciones y dársena de buses. Mientras en los tornos y andenes de la Intermodal pueden llegar a juntarse hasta ocho vigilantes en determinados momentos, en la zona de acceso libre, donde están las cafeterías, los baños y el supermercado, hay un único guarda. "Insuficiente", según los propios trabajadores. Una portavoz de la Conselleria remarca que esa vigilancia privada se ha contratado para "garantizar la correcta gestión del sistema de transporte y evitar fraudes con los billetes, vandalismo y pequeños incidentes". Hasta ahí llegan sus competencias.

Para Joana Molinas, presidenta de la Agrupación Ciudadana Contra la Explotación Sexual Infantil (ACCESI) y antigua vigilante en la Intermodal, está claro que un solo guarda para cubrir la zona de autocares abajo, la planta de cafeterías y comercios y los baños no basta. "Como mínimo tendría que haber un vigilante arriba y otro abajo. Si tienes un problema, entre que llamas, te buscan y te encuentran, ya te han clavado unas tijeras", comenta recordando lo que le pasó a ella. También tiene muy presente que cuando trabajaba allí se topó con un hombre intentando sodomizar a un chaval en los baños, que también se han encontrado a un muerto y a gente con sobredosis. Esta misma semana, Molinas dice haber visto chicos de 13 o 14 años por la Intermodal a horas en las que deberían estar en clase. "Si los padres supieran lo que pasa en los baños de la Intermodal o en el parque de ses Estacions, no les dejarían ir".

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