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1 de noviembre de 2013

La patronal del sector celebra "El Efecto Halloween" con más fuerza que nunca

La fiesta anglosajona de Halloween se encuentra de plena actualidad en nuestro país. Nadie se resiste ya a ponerse una careta e inpregnarse del espíritu de la fiesta de los muertos... En el sector de la seguridad privada pasa un poco lo mismo: la crisis que afecta a todos los ámbitos de nuestra vida es una terreno perfectamente abonado para que abunde un modelo empresarial sin escrúpulos y dispuesto a todo. El "Efecto Halloween" triunfa entre nuestros directivos con más fuerza que nunca. Ahora la última moda en las empresas de seguridad privada es la promocionar una clase dirigente dispuesta a chuparle hasta la última gota de sangre a sus vigilantes.

Nadie discute que nuestro oficio es hoy por hoy todo un muerto viviente: intrusismo, inseguridad laboral, precariedad, abandono, empresas que no pagan a sus trabajadores, falta de reconocimiento social, más 60 % del personal habilitado sin trabajo, sin horas extras, con bajos salarios, abuso de los despidos colectivos o por causas objetivas... pero por si esto fuera poco "los vampiros de la la seguridad privada" no paran de ensayar nuevas fórmulas para seguir exprimiendo a sus trabajadores: orquilla para flexibilizar la jornada al máximo, recorte en las pagas extras... El último grito en este tipo de prácticas es el de intentar imponer a los comités un modelo vacacional que afecta directa y gravemente a la conciliación de la vida laboral y familiar: "os vais una semanita o diez días de vacaciones en el verano y los demás días a repartirlo a lo largo del año, que es muy largo. Y si queréis conservar los 16 días, os bajamos el porcentaje a la mitad, porque los servicios hay que cubrirlos y no se puede ir tanta gente en verano..." Esta es la politicas de ciertas empresas para optimizar al máximo el calendario de vacaciones. Y si no hay acuerdo, ustedes verán, porque esto es lo que hay y es lo que vamos a remitir a la plantilla.

Es una patronal insasiable, que no tiene límites. Si no te sometes a sus dictados, te sacan un listado inflado con excedente de trabajadores y te montan un ERE en menos que canta un gallo. Y si no te portas bien en la negociación, les pagan a los afectados la mínima indemnización posible, que es lo que marca la ley. Cualquier cosa menos mirarse para dentro y ver donde se puede recortar de otras partidas que no sean siempre la misma, la que afecta a los trabajadores de a pié. A poco que seamos un poco observadores, y a pesar de la que está cayendo, todavía vemos empresas de seguridad instaladas en palacetes o en oficinas de altos vuelos, llenas de grandes cristaleras y con unos alquileres prohibitivos. Vemos directivos con coches de gama alta a su disposición las 24 horas del día, que siguen tirando de tarjeta de empresa y comiendo a mediodía a costa de la empresa. Vemos revistas editadas a todo lujo vendiendo las bondades de la compañía. Vemos como se pagan alquileres de auténticos chalets a personal directivo para que vayan y vengan de su lugar de origen a la delegación donde son enviados... Un verdadero estatus al que no están dispuesto a renunciar, aunque para ello haya que seguir chupándole la sangre a los de siempre.

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