Un vigilante del Parlamento de Galicia interpuso una denuncia contra la diputada del PSdeG Beatriz Sestayo por un presunto intento de atropello que se habría producido cuando esta intentaba acceder con su vehículo, y sin la debida la autorización, al párking de la Cámara autonómica. Estos hechos sin precedentes se produjeron el pasado 29 de octubre a las diez de la mañana, justo cuando iba a dar comienzo la sesión plenaria en O Hórreo. Según refleja el atestado de la Policía Nacional, la parlamentaria ferrolana dio «pequeños acelerones» con el coche para intimidar al vigilante que le impedía el paso, hasta que optó por bajarse del vehículo y dejarlo en el sitio, bloqueando el acceso y provocando una retención de tráfico en la compostelana avenida de Lugo, hasta que una trabajadora del Grupo Socialista acudió media hora más tarde a subsanar la situación y a retirar el automóvil.
«¡Qué fuerte!, esto es el regreso del fascismo», declaró ayer irritada la propia Sestayo al ser preguntada por este incidente. La diputada dijo desconocer la existencia de la denuncia, pero no negó algunos de los aspectos que reflejan Eso sí, ofreció una versión diferente de lo ocurrido, al apuntar que fue ella misma quien elevó una queja formal a la Mesa del Parlamento por la restricción sufrida en el acceso al párking. «Y lo del atropello ya me dirás, ¿pero me crees capaz de atropellar a alguien?», preguntó ella al periodista.
El atestado policial detalla que cuando Sestayo intentó acceder con su coche al área de estacionamiento de la casona de O Hórreo, el vigilante le recordó que ya tenía un coche aparcado dentro «desde el mes de marzo» y que ningún diputado podía usar más de una plaza. Así que le denegó el acceso, poniéndose delante del vehículo para cortarle el paso. Pero ella se mantuvo firme dando «pequeños acelerones» para que el vigilante se apartara «y dejando caer el vehículo hacia atrás para volver a acelerar».
El guardia señaló en el atestado que se tuvo que apartar «para evitar ser atropellado», ya que se sintió «intimidado y amenazado» por la conducta de la diputada, temiendo por su integridad física. Fue así como Beatriz Sestayo logró aproximarse a la zona de la barrera levadiza, que no se levantaba, debido a que volvieron a recordarle cuáles eran las instrucciones. Ella dejó de intentarlo, pero tras mantener una discusión con el vigilante, dejó abandonado su Citroën C-5 en el sitio con las llaves puestas provocando el atasco a la hora punta de llegada al Parlamento.
El circuito de cámaras de seguridad grabó toda la escena, de la que también fue testigo un agente de la Policía Autonómica. Media hora después, una asistenta del grupo del PSdeG con algo más de temple se encargó de ejercer de aparcacoches de Sestayo, de pedir disculpas a los vigilantes y, finalmente, de sacar el turismo del medio.
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