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28 de septiembre de 2012

Seguridad Privada descubre que SIC tenía a vigilantes trabajando sin la habilitación necesaria



El Grupo de Seguridad Privada de la Policía Nacional descubrió que 18 vigilantes de seguridad, de un total de 25 pertenecientes a la empresa Seguridad Integral Canaria, carecían de la autorización obligatoria del Ministerio del Interior en el centro de medidas judiciales "Nivaria" cuando falleció un menor de 16 años.

Más del 70 por ciento de los vigilantes que trabajaban en la empresa de seguridad en el centro de medidas judiciales Nivaria durante los días en que falleció el menor de 16 años Philipp García Zoch carecían de la preceptiva autorización del Ministerio del Interior para ejercer tal actividad. Así lo afirmó ayer una testigo, la entonces inspectora jefa del Grupo de Seguridad Privada de la Policía Nacional, que realizó la inspección a los empleados. Dicha funcionaria comentó que, de 25 empleados de Seguridad Integral Canaria, 18 carecían de diploma de una academia privada o bien no habían superado las pruebas establecidas al efecto por el Gobierno. A preguntas del abogado de la empresa, la inspectora afirmó que, ante tal irregularidad, los agentes de su grupo elaboraron los informes oportunos y los remitieron a la Delegación del Gobierno, aunque a la agente no le consta si dicha sociedad finalmente fue sancionada o no.

Antecedentes .- Otro de los testigos que prestaron declaración ayer, y que en el momento de los hechos trabajaba como educador, manifestó que "quizás" uno de los principales acusados en este proceso, M.D.A., carecía de la formación o la capacitación oportuna para ejercer la labor de vigilante. Ese procesado aseguró en la primera sesión del juicio que, cuando mantuvo una entrevista para ser contratado, recordó que tenía antecedentes policiales, aunque, supuestamente, eso no fue obstáculo para que le dieran trabajo. Respecto a dicho acusado, también reconoció que estuvo tres años en prisión en una cárcel de Ecuador por un delito de tráfico de drogas, pues lo acusaron de transportar estupefaciente, lo que se conoce como "mula".

Grilletes .- Uno de los testigos también aseguró que el uso de grilletes era habitual para frenar los comportamientos agresivos de los internos. Y si la media de tiempo en que los menores estaban con las esposas era de 15 o 20 minutos para calmarlos, en un parte consta que Philipp llegó a estar más de dos horas con los grilletes puestos. Una médico del centro aseguró por videoconferencia que llegó a realizar siete partes por lesiones a Philipp y, según sus anotaciones, una vez el testimonio del menor sobre el origen de las mismas no coincidió con su apreciación.

Punzón .- Un miembro de la Policía Judicial de la Guardia Civil que hizo la inspección ocular del cadáver comentó que uno de los detalles que más llamaron su atención fue que, bajo el muslo izquierdo del chico, estaba el mango de un cepillo de dientes cortado y dicho objeto podía ser usado como un punzón.

Psiquiatra infantil .- Ayer también declaró el psiquiatra infantil que atendió a Philipp desde que tuvo ocho años y comentó que el adolescente podía haber tenido un buen futuro, aunque no accedió a los recursos adecuados, pues requería el trabajo de un equipo multidisciplinar, con especialistas en atención social, terapéutica, farmacológica, de orientación familiar e institucional. Pero, advirtió de que esa iniciativa hubiese sido muy cara. Este profesional reconoció que el chico pasaba por "periodos destructivos", pero que, desde su punto de vista, "no sufría ningún riesgo de suicidio" y matizó que lo vio pocos días antes del trágico suceso. Respecto a los antecedentes de intentar acabar con su vida, relató que lo hacía para llamar la atención. El psiquiatra indicó que, una vez, cuando le preguntó por el origen de unos hematomas, el chico le respondió que eran consecuencia de la "dinámica del centro".

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