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16 de octubre de 2013

"Luchamos por tener una vida digna, un trabajo digno y un salario digno”

 
En torno a una decena de personas piden ayuda cada día en las calles de Huesca. El Coso, los Porches de Galicia y las puertas de iglesias como la basílica de San Lorenzo o la iglesia de San Vicente El Real (La Compañía) han dado paso a otras zonas de la ciudad donde no era tan habitual encontrar transeúntes antes de la crisis, como la avenida de Ramón y Cajal, la plaza de Concepción Arenal o las calles de Zaragoza y Alcoraz. La búsqueda de una oportunidad, el frío en invierno y el calor en verano, la incertidumbre por el mañana y el miedo a no esperar nada del mañana forman parte del día a día de estos transeúntes. Es la vida vista desde el suelo.

“Llevo parado desde febrero. Soy vigilante de seguridad y escolta privado titulado, pero no encuentro trabajo por más currículums que dejo. No me llama nadie”. Son las palabras de Daniel Encina, natural de Sevilla, a quien puede verse muchos días en el centro de la ciudad, bordando junto a su mujer, Laura García, procedente de Madrid. Ella fue la que le enseñó y ahora realizan juntos esta actividad al tiempo que piden la voluntad de aquellos que pasan a su lado. Después venden sus obras “a un precio razonable”. También, como aseguran, reciben encargos. “Con eso y con lo que nos da la gente y los servicios sociales del Ayuntamiento, que nos van renovando la tarjeta del albergue, comemos caliente”, cuenta Daniel.

Huesca es la quinta provincia que visitan en busca de una salida laboral. Llegaron a disfrutar de un piso de alquiler, con la ayuda de la iglesia evangélica de Los Hermanos de Betel, a la que siguen asistiendo. Intentaron también unirse a una iniciativa de vida alternativa en comunidad en Capedesaso (Los Monegros) pero que por diversas circunstancias “no salió como habíamos deseado”. Luchan, como dicen, “por tener una vida digna, un trabajo digno y un salario digno”, ya que cuentan con dos hijos que, como indica Laura, “gracias a Dios, se encuentran bien”. “Al final, si buscas trabajo por las vías normales y esperas a que alguien de la cara, te mueres de pena y yo para no morirme de pena, prefiero morirme en la calle”, asegura Daniel.

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