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7 de noviembre de 2018

Así tendría que haber actuado el vigilante que detectó la falsa granada en el AVE

El personal de seguridad debió parar a la mujer y pedirle que abriera la maleta para comprobar su interior Si la pasajera se hubiera negado a colaborar, el bulto debía depositarse en una zona segura prestablecida

Los expertos en explosivos no tienen ninguna duda. Parecía una granada de verdad. Y debía haberse activado inmediatamente el protocolo por la detección de un artefacto explosivo en el control de equipajes de la estación de Sants. Así lo explican los policías consultados por este diario, uno de ellos incluso experto en desactivación de bombas. “Sabemos que hay hasta encendedores que también tienen forma de granada, pero si un vigilante ve un objeto así, debe activar inmediatamente el protocolo”, afirma uno de los agentes veteranos.

De entrada, el vigilante que estaba operando en el escáner del equipaje debía haber parado a la mujer que llevaba la maleta con la supuesta granada y haberle pedido que la abriera allí mismo, mientras detenía la cola de pasajeros y avisaba a su responsable. “Si la mujer no hubiera querido abrir la maleta o se hubiera negado, se habría tenido que llevar el equipaje a una zona segura, que está bien delimitada en cualquier estación o aeropuerto”, indica uno de los expertos.

Con autorización del juez Si esto sucede, hay que avisar inmediatamente a la policía, que desplazará con urgencia a un equipo de desactivación de explosivos, más conocido como Tedax, para abrir la maleta y analizar el objeto sospechoso. Si no hay propietario de la maleta o este no autoriza su apertura, entonces hay que pedir una autorización especial al juez de guardia. “Es improbable que la maleta explote si no se manipula, por lo que hay tiempo para que lleguen los tedax y la examinen”, indica uno de los agentes. De hecho, hay casos en los que cualquier policía podría mirar en su interior, como ocurre en casos de una maleta o mochila abandonada, pero en el caso de Sants la situación era de alerta máxima al presuponerse que el artefacto pudiera ser de verdad. 

Para ambos expertos, uno de los posibles problemas es la formación de los vigilantes de seguridad que trabajan en las estaciones de ferrocarril, donde el nivel de control no es tan estricto ni está tan supervisado como por ejemplo en un aeropuerto, donde el control es mayor. incluso hasta con presencia permanente de las Fuerzas de Seguridad del Estado. “A veces ponen a una persona que está trabajando ya en la estación con otra función pero que ha pasado un curso de operador de escáner", indica uno de los policías. “Pero muchas veces el efecto que tiene un escáner en una estación de tren es sobre todo disuasorio, para transmitir seguridad al pasajero, y no es un filtro tan hermético como el de un aeropuerto”, añade el agente. De hecho, es curioso que se controle el equipaje de mano pero no se pase por un arco de seguridad antimetales, como en muchos museos.

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