Los empleados que
realizan una jornada laboral de 11 horas diarias o más o bien trabajan 55 horas
semanales tienen más riesgo de padecer depresión. En concreto, son dos veces más
propensos a padecer esta patología que los trabajadores que tienen una jornada
de siete u ocho horas diarias. Una probabilidad que se ve reducida si en las
condiciones laborales se incluyen elevados salarios, aunque esta relación no se
produce en el caso de las mujeres.
Trabajar muchas horas no es bueno, al menos para la
salud mental. De hecho, según un estudio realizado por el University College
London y Finnish Institute of Occupational Health, las
personas que trabajan 11 horas e incluso más al día o bien tienen una jornada
de 55 horas semanales duplican el riesgo de padecer depresión en relación con aquellos
empleados que trabajan una media de entre siete u ocho horas al día. Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores realizó un
seguimiento durante seis años a alrededor de 2.000 personas de edades
comprendidas entre los 35 y 55 años media que trabajan como funcionarios en la
administración británica. Un colectivo en el que hallaron una
relación directa entre las horas extraordinarias y la depresión, incluso
valorando otros factores como el estilo de vida poco saludable, el
grado de estrés en el trabajo, el estado civil, el consumo de alcohol, el
tabaquismo o enfermedades físicas crónicas. De hecho, durante el período de
seguimiento 66 personas tuvieron un episodio grave de depresión, lo que supone
una tasa del 3,1%.
Los investigadores señalan que si bien las horas extraordinarias pueden ser beneficiosas para el individuo y la sociedad, es también importante tener presente que trabajar demasiadas horas está asociado con un mayor riesgo de tener depresión. Además, los trabajadores que realizan una prolongada jornada laboral igualmente presentan mayores riesgos en su trabajo y en la oficina. No obstante, la realización de una larga jornada laboral no afecta por igual a todas las personas. De acuerdo con la investigación son las mujeres, los jóvenes y las personas que perciben un bajo salario y que tienen un consumo moderado de alcohol los que presentan un mayor riesgo.
Por el contrario, los trabajadores que tienen un mayor salario amortiguan esta posibilidad de tener depresión por las condiciones económicas de su empleo, por disfrutar más con su trabajo o por tener más apoyo por parte de personas del ‘staff’ que pueden ayudarles a hacer su trabajo. Sin embargo, esa disminución del riesgo de depresión por tener un salario más alto no es una relación que esté presente en el caso de las mujeres, ya que las trabajadoras con altos ingresos presentaron una propensión mayor a sufrir depresión por tener más y múltiples responsabilidades fuera del trabajo.
Los investigadores señalan que si bien las horas extraordinarias pueden ser beneficiosas para el individuo y la sociedad, es también importante tener presente que trabajar demasiadas horas está asociado con un mayor riesgo de tener depresión. Además, los trabajadores que realizan una prolongada jornada laboral igualmente presentan mayores riesgos en su trabajo y en la oficina. No obstante, la realización de una larga jornada laboral no afecta por igual a todas las personas. De acuerdo con la investigación son las mujeres, los jóvenes y las personas que perciben un bajo salario y que tienen un consumo moderado de alcohol los que presentan un mayor riesgo.
Por el contrario, los trabajadores que tienen un mayor salario amortiguan esta posibilidad de tener depresión por las condiciones económicas de su empleo, por disfrutar más con su trabajo o por tener más apoyo por parte de personas del ‘staff’ que pueden ayudarles a hacer su trabajo. Sin embargo, esa disminución del riesgo de depresión por tener un salario más alto no es una relación que esté presente en el caso de las mujeres, ya que las trabajadoras con altos ingresos presentaron una propensión mayor a sufrir depresión por tener más y múltiples responsabilidades fuera del trabajo.
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