SPV analizará los puestos de trabajo que supongan un riesgo añadido para la seguridad del vigilante

En determinadas actividades laborales, en las que sin duda se encuentra encuadrada la seguridad privada, los trabajadores están sometidos a riesgos extremos que pueden afectar de forma considerable a la seguridad y salud. Suelen tener un origen externo a su empresa, como son los que se derivan de situaciones de violencia verbal o física externa, es decir que son originadas por personas que no prestan servicios en el centro de trabajo pero que permanecen en él, ya sea por su condición de usuarios del centro en cuestión o por otras razones, incluidos los supuestos en que la presencia y conducta de estos individuos en el centro sea ilegítima y delictiva.

El tratamiento de este género de violencia ha sido hasta hace muy poco tiempo exclusivamente penal-policial y no se exigía ninguna responsabilidad al empresario en la relación laboral respecto a la prevención de estas conductas. Un claro ejemplo de estas "políticas empresariales" lo encontramos en las empresas del ramo de la seguridad privada, que consideran  el riesgo laboral como algo "inherente" a la profesión del vigilante de seguridad y, por lo tanto, que el trabajador lo tiene que asumir sin más como parte de su profesión.

La doctrina de recientes sentencias del Tribunal Supremo establece con claridad que la violencia externa que sufren los trabajadores con motivo de su actividad implica un riesgo laboral y, en consecuencia, el empresario tiene responsabilidad en la prevención de la violencia física ejercida contra sus trabajadores en el lugar de trabajo. SPV tendrá en cuenta toda la jurisprudencia que apoya estos razonamientos para DENUNCIAR aquellas situaciones  en la que los puestos de trabajo suponen un riesgo añadido para la salud e integridad física del vigilante de seguridad, realidad ignorada y minimizada hasta la fecha por la mayoría de los responsables operativos de las empresas de seguridad. 


Esta nueva linea de trabajo refuerza y da continuidad a la campaña de sensibilización iniciada en el año 2009 para la autoprotección del trabajador de la seguridad privada, donde SPV ofrecía unas sencillas recomendaciones para mejorar la seguridad en los puestos de trabajos, con especial atención a aquellos centros que presentaban serias carencias para prestar servicios de vigilancia y en los que el trabajador no disponía de unos mínimos medios materiales ni operativos.