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9 de octubre de 2017

La historia de un año de negociación de convenio, que nos está dejando tan congelados, como lo está nuestro sueldo

14 actas y 10 meses de reuniones para llegar a una conclusión, que es la que tienen la mayoría de trabajadores del sector: La negociación del convenio colectivo sectorial de la seguridad privada se ha convertido en un bucle sin fin, con temas, propuestas y asuntos que entran y salen de la palestra de la mesa negociadora, sin llegar a ningún fin, y sin fraguar ningún acuerdo que echarnos a la boca. Es la decepcionante historia de un año de negociación que nos está dejando tan congelado, como lo está nuestro sueldo. 

Ya a estas alturas, a pocos le quedan dudas de que el actual estado de la negociación no es una mera casualidad. Ya al comienzo de la negociación, nosotros ya dábamos cuentas de las serias dudas que nos surgían sobre el devenir de las negociaciones (VER AQUÍ) Estamos donde estamos porque así se ha previsto desde el principio, con una frialdad calculada por los que cortan el bacalao en la mesa de negociación... Este año no hay subida porque no toca. Y así, con ese eje trasversal, se está pasado el año entero, con reuniones llenas de frases hechas, de tiras y afloja, con una literatura técnica y experta, que sabe de sobra como hacer para rellenar de paja actas y actas, para no llegar a nada. Sin embargo, nadie nos puede acusar de ponerle palos a las ruedas de una supuesta negociación, porque cuando las centrales sindicales representadas en la mesa negociadora se han animado a salir a la calle, allí han contado con nuestro apoyo (VER AQUÍ) Hubo un momento, allá por el acta 12, que parecía que la ruptura era ya un hecho inevitable, pero rápidamente fue reconducido por la patronal llamando a retomar el dialogo, ese dialogo de sordos tan característico de la mesa del convenio sectorial, donde cada uno habla de lo suyo sin moverse un ápice de sus criterios.

El capítulo 14 de este convenio, nos habla de un desencuentro de partes que, a pesar que no querer moverse cada uno de su postura, tampoco termina por romper relaciones, en un estudiado equilibrio tan frágil pero tan consolidado, que así pueden tirarse otro año más en el mismo plan, con un quiero y no quiero que ya no convence a nadie. Entre lineas, nos hablan de una mesa de empleabilidad, y de otra mesa pero esta con el gobierno, la que llama "la tripartita". Nos hablan también de jubilación anticipada pero a la vez de congelación de la antigüedad y del problema del envejecimiento de las plantillas. Reiteran posiciones, hacen valoraciones, lanzan puyas al oponente, llaman a la concreción de propuestas y a la reflexión serena, añaden asuntos a la agenda, etc... todo un juego dialéctico y escénico que no lleva a nada porque en nada se avanza, por lo menos a los ojos del común de los trabajadores. Al final, si nada extraordinario y fuera de lo normal ocurre, este especie de "sanedrín de la seguridad privada" que conforma la mesa de negociación del convenio colectivo, llegarán a completar el año 2017 con veinte actas y la casilla de subida salarial en cero, que de eso es de lo que se trata. Un año en blanco, y al otro una pírrica subida de algo más de un punto. Y la parte social a vendernos que han logrado de nuevo salvar al sector, porque teníamos perdida la antigüedad y los complementos de IT y ellos ha conseguido... quedarnos como estamos ¡TODO UN LOGRO!

DEPENDE DE NOSOTROS, de todos nosotros, acabar con este sinsentido que venimos sufriendo desde tanto años, romper en un futuro no muy lejano este circulo tan cerrado y tan perjudicial para los asalariados como es la actual composición de representación. Ojalá el espíritu del Prat, esos locos revelados contra el rodillo de lo establecido, que pusieron en pleno verano en jaque a la patronal, a las grandes centrales sindicales e incluso al mismo gobierno, llegue a calar hasta los huesos en la seguridad privada. Ojalá este proyecto de esperanza y lucha que significa para muchos La Plataforma Social aunando a los principales sindicatos profesionales del país, llegue a consolidarse para plantarle cara a los males de nuestra profesión y al actual Status Quo que tanto interesa no modificar, ni a los patronos, ni a los que siempre nos representan.

La historia de un año de negociación tirado a la basura solo se soluciona cambiando lo que no funciona, renovando a los interlocutores, poniendo en entredicho ese sistema tan falso de representatividad, que están taponando de forma tan descarada que haya avances sociales en el sector.

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