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"Si hubiera tenido la sospecha más mínima, habría actuado con prontitud", dijo Esperanza Aguirre el día que pidió disculpas por las corruptelas que presuntamente había cometido el que fuera su 'número 2' en el partido, Francisco Granados. Lo cierto es que la lideresa fue informada en el año 2008 de lo que ocurría y prometió destituir al hoy preso en dos meses. Aquella destitución nunca llegó.
El secretario general del sindicato Manos Limpias,Miguel Bernard, entregó en mano a Esperanza Aguirre una copia de aquellos doce folios y advirtió a la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid de las actuaciones irregulares adjuntándole una copia de la denuncia de Merino certificada ante notario. La respuesta de Aguirre, aseguran fuentes del círculo de Bernard, fue la de pedir tiempo y prometer que sería cesado en dos meses. Esa destitución no llegó y la presidenta de la Comunidad de Madrid avaló incluso la concesión de algunos de los contratos que ahora pretende revisar la Fiscalía Anticorrupción y en los que la trama podría haber favorecido a familiares de Aguirre. Es el caso de la concesión de contratos de seguridad a la empresa Segur Ibérica en el año 2008, cuando su prima, Marta Gil de Biedma, era secretaria del consejo de la empresa. El contrato, con número de expediente 03-AT-60.3/2007, fue adjudicado el 11 de marzo de 2008 por valor de 2.651.106,65 euros
La destitución de Granados tampoco se produjo pese a que en los documentos se adjuntaba incluso un esquema de cómo funcionaba y cobraba comisiones la sociedad: David Marjaliza, amigo de Granados, recibía dichas 'mordidas' en su nombre a cambio supuestamente de que este recalificara terrenos y amañara concesiones de contratos públicos, detallaba el papel. Ese esquema es exactamente el que ahora ha ratificado tanto la Fiscalía Anticorrupción española como el juez de la Audiencia NacionalEloy Velasco.
La denuncia llegó también entonces a la Fiscalía. Manos Limpias elevó al Ministerio Público una denuncia "contra los responsables políticos de diversos Ayuntamientos que han cometido cohecho, tráfico de influencias y prevaricación en colaboración con los responsables del Grupo Inmobiliario y Constructor Grupo Dico Empresarial, SA". La denuncia reclamaba la adopción de medidas cautelares entre las que estaba la petición de investigar al holding de 60 empresas que operaban en la presunta trama. También citaba como delitos el fraude a la Hacienda Pública, el tráfico de influencias, el cohecho, la prevaricación, el delito societario y la apropiación indebida. Es decir, los mismos delitos que siete años más tarde el titular del Juzgado Central de Instrucción número 6, Eloy Velasco, ha reflejado en sus autos de prisión contra Granados y su amigo Majarliza.
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