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Estas carencias se han registrado en la Dirección de Acuartelamientos del Ejército, la Dirección de Asistencia al Personal o la Dirección de la Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa, pero también en dos sedes del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), donde se evalúan vehículos, armamento, explosivos, drones y también misiles.
La lista de sedes se completa con la Delegación de Defensa en Guadalajara, la Escuela de Guerra, el Instituto para la Vivienda de las Fuerzas Armadas y la Inspección General de Sanidad en Madrid, la Capitanía de Barcelona o el Museo del Ejército de Toledo. «Se trata de la custodia de cuarteles del Ejército, en cuyo interior hay armamento e información muy sensible de la seguridad nacional. Esto es muy grave», explica Basilio Febles, de USO. Su sindicato se ha dirigido tres veces a la ministra Cospedal.
Defensa paga a la empresa Novo Segur 18,9 millones por vigilar sus sedes. Pero los 575 vigilantes que la empresa tiene desplegados llevan sin cobrar su sueldo desde diciembre pasado, y cobrándolo a pedazos desde el verano. Los servicios que actualmente incumple Novo Segur son parte de una de las contratas más cuantiosas del Estado, cuya renovación hasta abril del 2020 se licita estos días por 39,2 millones de euros. Una junta de contratación del ministerio debe decidir si renueva o no a Novo Segur.
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