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Algo de eso ocurrió en la tarde del pasado 5 de enero, cuando decenas de agentes de la policía local presentaron la baja médica en bloque horas antes del inicio de la cabalgata de reyes magos que recorre el centro de la cuidad. La indisposición generalizada entre el cuerpo de la policía local forzó al Ayuntamiento a recurrir sobre la marcha a vigilantes de empresas de seguridad privada, para reforzar el mermado dispositivo de seguridad a lo largo de todo el recorrido de la cabalgata, y suplir de esta forma la ausencia de efectivos policiales. Y lo ocurrido en A Coruña no es un hecho aislado. Son miles las situaciones diarias donde los efectivos de la seguridad privada suplen con una profesionalidad y una eficacia digna de destacar a los cuerpos y fuerzas de seguridad de estado. En instalaciones críticas, en juzgados, en grandes eventos, en consejerías y ministerios, en la red ferroviaria, en los aeropuertos.. etc, etc, etc.
Lo dicho, todo un cuerpo de seguridad privada de miles de agentes totalmente preparados y repartidos por el territorio nacional, que cuando viene bien valen para todo y luego a negarnos el pan y la sal. De reconocimiento laboral y social nada de nada. De equiparación en derechos y salarios nada de nada. Son las cosas de nuestra profesión.
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